Los Ángeles, Estados Unidos.
Presionados por la presión de legisladores, la A sociación Nacional del Rifle (NRA) afirmó ayer que debe aumentarse la regulación de ciertas armas de fuego que se usaron en el tiroteo de Las Vegas, y la Casa Blanca afirmó que da “la bienvenida a un debate” sobre esa posibilidad.
La portavoz del presidente Donald Trump, Sarah Sanders, aseguró que Washington apoya que el Congreso estadounidense abra un debate sobre si debe restringirse el uso de esos dispositivos.
“Le daríamos la bienvenida a eso (el debate) y queremos formar parte de la conversación”, afirmó Sanders en una conferencia de prensa. Por su parte, el alguacil adjunto del condado de Las Vegas, Kevin McMahill, admitió ayer que tras seis días de investigación, “todavía” no conocen cuál pudo ser el “motivo” detrás del tiroteo en el que murieron el pasado domingo 59 personas, incluido el autor del ataque.
“Todos queremos respuestas. Estamos examinando todo, literalmente, incluyendo la vida personal del sospechoso, cualquier afiliación política, sus comportamientos sociales, su situación económica y cualquier potencial radicalización que muchos han sostenido”, aseguró McMahill, antes de reiterar que no hay ningún nexo que vincule la masacre con el grupo yihadista Estado Islámico.
El oficial prometió que las pesquisas continuarán hasta que todos los detalles de la peor matanza en la historia de EUA salgan a la luz.
Presionados por la presión de legisladores, la A sociación Nacional del Rifle (NRA) afirmó ayer que debe aumentarse la regulación de ciertas armas de fuego que se usaron en el tiroteo de Las Vegas, y la Casa Blanca afirmó que da “la bienvenida a un debate” sobre esa posibilidad.
La portavoz del presidente Donald Trump, Sarah Sanders, aseguró que Washington apoya que el Congreso estadounidense abra un debate sobre si debe restringirse el uso de esos dispositivos.
“Le daríamos la bienvenida a eso (el debate) y queremos formar parte de la conversación”, afirmó Sanders en una conferencia de prensa. Por su parte, el alguacil adjunto del condado de Las Vegas, Kevin McMahill, admitió ayer que tras seis días de investigación, “todavía” no conocen cuál pudo ser el “motivo” detrás del tiroteo en el que murieron el pasado domingo 59 personas, incluido el autor del ataque.
“Todos queremos respuestas. Estamos examinando todo, literalmente, incluyendo la vida personal del sospechoso, cualquier afiliación política, sus comportamientos sociales, su situación económica y cualquier potencial radicalización que muchos han sostenido”, aseguró McMahill, antes de reiterar que no hay ningún nexo que vincule la masacre con el grupo yihadista Estado Islámico.
El oficial prometió que las pesquisas continuarán hasta que todos los detalles de la peor matanza en la historia de EUA salgan a la luz.
