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Ixtepec, México.
El Instituto Nacional de Migración mexicano (INM) mantiene “casi sitiados” a unos 300 migrantes centroamericanos en un albergue de Ixtepec (Oaxaca) regentado por el padre Alejandro Solalinde, destacado defensor de los derechos de los migrantes.
El grupo participa en el llamado “Vía crucis migrante” una iniciativa para denunciar el aumento de las agresiones y la inseguridad en el tránsito de los migrantes hacia EUA.
El grupo partió el 24 de marzo de Tapachula (Chiapas) y llegó caminando a Ixtepec. Tras cinco días de descanso, pensaban seguir su camino, en autocares, hasta la capital donde tenían programadas varias entrevistas de alto nivel.
Solalinde confirmó que, de momento, renuncian a seguir la expedición porque “no hay condiciones” aunque reconoció que está negociando. “Ya hay un movimiento de autoridades en el DF y a nivel federal que estan platicando esto con Inmigracion y con el ministerio del Interior y estan viendo la manera de otorgar medidas cautelares y buscar una solución a esta concentracion de los inmigrantes en el albergue”, afirmó.
El líder religioso denunció que la estrategia del INM no corresponde a derecho. “La ley de migracion dice que no puede haber ningun acoso a los albergues pero tampoco a los alrededores y lo estan haciendo”, afirmó.
Mayoría catracha
Entre los alrededor de 170 hondureños, según Solalinde, que integran el Vía Crucis se encuentra Ever José Rivera. Natural de Talanga (Francisco Morazán) ya intentó cruzar México en cinco ocasiones a sus 25 años. “Gracias a Dios no me pasó nada”, afirmó a DIARIO LA PRENSA.
Desde el albergue, Rivera lamentó la actitud de las autoridades mexicanas. “Nos tienen intimidados porque no podemos salir del albergue. Eso no está bien”.
El hondureño se unió al Via Crucis con la esperanza de que la situación cambie. “Nos obligan a caminar por los montes, hasta siete días. Madres con sus hijos, ancianos... Pienso que esto está muy mal y hay que ponerle un alto a todo esto. Ya no más muertos, no más violaciones, no más asaltos”, dijo.
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El Instituto Nacional de Migración mexicano (INM) mantiene “casi sitiados” a unos 300 migrantes centroamericanos en un albergue de Ixtepec (Oaxaca) regentado por el padre Alejandro Solalinde, destacado defensor de los derechos de los migrantes.
El grupo participa en el llamado “Vía crucis migrante” una iniciativa para denunciar el aumento de las agresiones y la inseguridad en el tránsito de los migrantes hacia EUA.
El grupo partió el 24 de marzo de Tapachula (Chiapas) y llegó caminando a Ixtepec. Tras cinco días de descanso, pensaban seguir su camino, en autocares, hasta la capital donde tenían programadas varias entrevistas de alto nivel.
Sin embargo, el grupo tuvo que cambiar sus planes pues, a primera hora de la mañana, se instalaron tres retenes del INM en las inmediaciones del albergue.
El padre Solalinde intentó interceder ante las autoridades pero solo recibió amenazas de ser acusado de tráfico de personas si salían los autocares. “A mi no me importa pero amenazaron también a los choferes”, relató a DIARIO LA PRENSA.
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" La movilización pretende denunciar la extrema vulnerabilidad de los migrantes a su paso por México.
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Solalinde confirmó que, de momento, renuncian a seguir la expedición porque “no hay condiciones” aunque reconoció que está negociando. “Ya hay un movimiento de autoridades en el DF y a nivel federal que estan platicando esto con Inmigracion y con el ministerio del Interior y estan viendo la manera de otorgar medidas cautelares y buscar una solución a esta concentracion de los inmigrantes en el albergue”, afirmó.
El líder religioso denunció que la estrategia del INM no corresponde a derecho. “La ley de migracion dice que no puede haber ningun acoso a los albergues pero tampoco a los alrededores y lo estan haciendo”, afirmó.
Mayoría catracha
Entre los alrededor de 170 hondureños, según Solalinde, que integran el Vía Crucis se encuentra Ever José Rivera. Natural de Talanga (Francisco Morazán) ya intentó cruzar México en cinco ocasiones a sus 25 años. “Gracias a Dios no me pasó nada”, afirmó a DIARIO LA PRENSA.
Desde el albergue, Rivera lamentó la actitud de las autoridades mexicanas. “Nos tienen intimidados porque no podemos salir del albergue. Eso no está bien”.
El hondureño se unió al Via Crucis con la esperanza de que la situación cambie. “Nos obligan a caminar por los montes, hasta siete días. Madres con sus hijos, ancianos... Pienso que esto está muy mal y hay que ponerle un alto a todo esto. Ya no más muertos, no más violaciones, no más asaltos”, dijo.
