Más de 40 mil hondureños deportados de Estados Unidos podría registrar a finales de este año el Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR).
Actualmente, unos ocho vuelos semanales aterrizan en el aeropuerto Ramón Villeda Morales con un aproximado de 275 deportados por día, lo que refleja un incremento del 23% en comparación con el año pasado.
Geraldina Garay, encargada del CAMR, informó que solo el jueves llegaron dos vuelos con un total de 183 compatriotas. A las 10:00 am aterrizó el primer avión con 99 hondureños a bordo, los cuales fueron recibidos por un grupo de voluntarios que, como es su costumbre, les dan una mochila con utensilios de limpieza personal.
En el segundo llegaron a las 2:30 pm 84 compatriotas, en su mayoría hombres. Garay detalló que esta semana cerraron con ocho vuelos, en los cuales se contabilizaron cerca de 800 personas. “Ya casi llegamos a los 23 mil deportados; este año vamos a sobrepasar las cifras porque en 2012 cerramos con 32,240 deportados. Este año podrían ser más de 40 mil”, dijo.
Añadió que la mayoría de repatriados son hombres de 18 a 35 años, pero en uno de los dos vuelos que llegaron el miércoles se contaron 79 mujeres. “Hay personas que hacen muchos intentos de llegar a Estados Unidos. A veces quedamos admirados por todo lo que nos cuentan que han tenido que vivir para pasar, pero la falta de empleo y la inseguridad los obligan a buscar mejores oportunidades”.
Los detenidos, en ocasiones, deben esperar en cárceles estadounidenses hasta cinco meses antes de ser deportados como castigo por ser reincidentes.
“En cuanto a personas a quienes agarran entrando al país, su proceso es más rápido; pueden tardar unos 15 días antes de que los regresen.
Muchos vienen con las manos vacías porque lo poco que llevan se los roban en el camino”.
Los niños tampoco están exentos de ser retornados. El CamR registra 1,800 menores repatriados por vía terrestre y 35 por vía aérea. Dora Melara, asesora legal del centro, aconseja a los padres de familia y a los centros educativos concientizar de los peligros que atraviesan los migrantes en su afán por vivir el conocido sueño americano. “Ellos piensan que estando allá las leyes los favorecerán y no es así. Me parece que no hemos visto cambios por el Gobierno y debemos preocuparnos por los altos índices de retornados”.
Román Centeno, soldador deportado, había tratado de llegar a tierras estadounidenses por segunda vez con la esperanza de convivir con su hija nacida allá, pero fue detenido al llegar a Texas. “No lo intentaré de nuevo porque de 100 solo 10 pasan. Viví un año en Estados Unidos y pensé que esta vez también podría pasar, pero es más difícil ahora”, expresó.
