27/04/2024
07:57 PM

En un plazo corto elegirán al nuevo Papa

El solemne rito de la elección será celebrado en la imponente Capilla Sixtina.

    La jerarquía de la Iglesia Católica comenzará mañana el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, el primer papa en siete siglos que renuncia al pontificado, conscientes del desafío histórico que deberá encarar el nuevo Papa frente a la grave crisis que atraviesa la milenaria institución.

    Vea especial multimedia: El Nuevo Papa

    Al frente de una Iglesia sacudida por escándalos y la pérdida de credibilidad en la sociedad moderna, 115 cardenales electores deberán escoger en un plazo relativamente corto al pontífice número 266 de la historia; mientra tanto, su predecesor de 85 años aún vive, alejado del mundanal ruido en la residencia papal de Castel Gandolfo.

    El solemne rito de la elección será celebrado en la imponente Capilla Sixtina, uno de los monumentos artísticos más visitados del mundo, de donde saldrá la célebre “fumata” o humareda blanca que anuncia al mundo la elección del Papa.

    Los cónclaves del último siglo han durado al máximo cuatro días, ya que el ritmo de cuatro votaciones al día acelera el proceso para identificar el favorito, explicó el portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi.

    Desafíos de la Iglesia Católica

    Para empezar una nueva era para la Iglesia, marcada por la inédita renuncia de Benedicto XVI, quien alegó “falta de fuerzas”, más de 150 cardenales han abordado por casi una semana en el Vaticano los asuntos más espinosos que afectan a la entidad, de manera de poder definir el perfil del líder de 1,200 millones de católicos.

    El nuevo Papa deberá combinar capacidades administrativas y organizativas, mantener las tradiciones y ser también políglota, carismático, además de comprometerse a reformar a fondo la Curia Romana, blanco de duras críticas tras los escándalos de Vatileaks por una trama de abusos de poder, tráfico de influencias y hasta sexo.

    La Iglesia enfrenta además una oleada de críticas internas que piden reformas: más democracia interna, modificar las reglas del celibato de los sacerdotes y de la ordenación de mujeres y que se permita comulgar a los divorciados que se han vuelto a casar.

    La presión de la opinión pública y de los familiares de las víctimas de abusos sexuales cometidos por curas obligó incluso al cardenal británico Keith O’Brien a renunciar a participar en el cónclave tras haber reconocido que tuvo un comportamiento sexual “inapropiado” en la década de los 80. Cerca de 12 purpurados -incluyendo a algunos de América Latina- han sido acusados de haber encubierto tales crímenes durante años.

    El matrimonio homosexual, la bioética, el aborto o la eutanasia son asuntos considerados no negociables para la Iglesia y es muy probable que el próximo Papa adopte la tradicional línea de condena.

    Vestimenta

    Los cardenales, “príncipes de la Iglesia”, se visten de rojo púrpura, el color de “la sangre derramada por Cristo”; pero en la ropa eclesiástica destacan también los colores morado, negro y blanco.

    Las sotanas de los llamados purpurados, los prelados que componen el colegio de cardenales, son rojas en ceremonias especiales, en homenaje a Cristo.

    Cuando reciben el título cardenalicio de manos del Papa, se comprometen a “defender la fe hasta la muerte, hasta el punto de dar su sangre”.

    El birrete o solideo que llevan en la cabeza es también rojo cardenal y representa la entrega al Santo Padre. El rojo púrpura era el color de los trajes de los patricios romanos, cuyo uso después fue reservado al emperador.

    El Papa y los cardenales llevaron la sotana roja hasta Pío V que, siendo dominico, en 1566 decidió seguir llevando el hábito blanco de su orden tras su elección como Romano Pontífice.

    Sus sucesores continuaron con esta costumbre. Los cardenales se visten de rojo púrpura y recibían en el pasado el capelo cardenalicio, insignia de su dignidad, sustituido hoy en día por el birrete rojo.

    El rojo púrpura ha adquirido el valor simbólico de la fidelidad hasta el martirio. La banda o cinturón ancho forma parte del traje y es roja en seda natural, con reflejos brillantes.

    En la vida ordinaria, los cardenales normalmente abandonan sus hábitos rojos y visten sotana negra con botones rojos; los obispos llevan sotana negra pero con botones morados.

    En las celebraciones especiales, los cardenales emplean las sotanas rojas y por encima un roquete blanco con encaje. No cambian de traje en señal de duelo.
    Los obispos, cuyo solideo es morado o fucsia, llevan también una cruz pectoral. Se diferencian entre ellos según el grado: los de primer grado son capellanes del Papa y llevan sotana negra, botones morados y banda del mismo color.

    Los de segundo grado son prelados de honor del Pontífice y pueden usar unasotana morada. Algunos pueden usar también una capa morada: son los canónigos de la basílicas y catedrales.

    Los diáconos y sacerdotes llevan una simple sotana negra.