27/04/2024
09:59 AM

Cae uno de los cerebros de la desaparición de los 43 estudiantes

  • 08 mayo 2015 /

Un alto mando policial de Iguala que habría ordenado el ataque contra los 43 de Ayotzinapa fue arrestado en Guerrero.

Guerrero, México.

El exsubdirector de la policía de la ciudad mexicana de Iguala (Guerrero, sur) fue detenido ayer por su presunta intervención en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre, informó el gobierno.

Francisco Salgado Valladares fue capturado por efectivos de la Policía Federal y de la fiscalía general en Cuernavaca, cuando se dirigía a una reunión familiar, dijo la secretaría de Gobernación. Al momento de su detención, Salgado, de 41 años, circulaba en un carro sin matrícula y llevaba cartuchos para fusil AK-74.

'El detenido es señalado por presuntamente haber participado en la detención y entrega de los normalistas a miembros de la delincuencia organizada', precisó la entidad, que asegura que fue él quien ordenó la entrega de unos 13 estudiantes al cártel Guerreros Unidos, que presuntamente acabó masacrando a los 43 jóvenes.

El exfuncionario era uno de los prófugos más buscados por este crimen que estremeció a México y la comunidad internacional y, según el gobierno, se mantuvo oculto durante todo este tiempo en casas de sus familiares en Guerrero y Morelos, a quienes los investigadores siguieron de cerca.

La secretaría también dice que Salgado Valladares, que tiene dos averiguaciones previas por delitos como delincuencia organizada y secuestro, cobraba unos 40,000 dólares mensuales de los narcotraficantes 'a cambio de prestar protección institucional'. El exmando policial se encuentra ahora a disposición de la fiscalía general.

Lea más: México: fracasa el análisis de ADN a los 43 de Ayotzinapa

Además: Peña Nieto pide a México superar dolor por Ayotzinapa

La fiscalía afirmó que los sicarios de Guerreros Unidos masacraron a los estudiantes por creer que entre ellos habían infiltrados de Los Rojos, un cártel rival, e incineraron los cuerpos de los jóvenes en un basurero cercano para luego arrojar los restos a un río.

Sin embargo, las familias de las víctimas y ONG internacionales como Human Rights Watch se resisten a creer esta versión, sustentada en los testimonios del centenar de detenidos -entre policías, narcotraficantes y funcionarios- y pruebas recogidas en el terreno.