Para sus vecinos, el autor de la matanza de Múnich era un joven amable y sin antecedentes, reservado y aficionado a los videojuegos de guerra, por lo que nada podía presagiar que iba a asesinar a nueve personas a tiros en un centro comercial.
David Ali Sonboly, un joven de nacionalidad alemana e iraní, vivía con su familia en un barrio de viviendas sociales modernas y discretas, en el barrio de Maxvorstadt, una zona más bien acomodada de la ciudad, cercana al centro.
La matanza se produjo
Cuatro días después de un ataque con hacha en un tren de Baviera, cometido por un solicitante de asilo afgano de 17 años.
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“Nunca lo vi enojado, nunca escuché que tuviera problemas con la policía o con los vecinos”, cuenta esta madre de familia de origen macedonio, que vive en el primer piso.
El autor de la matanza vivía con sus padres y con un hermano más joven en un apartamento de tres ambientes en el quinto piso. Había asistido a la escuela de su barrio, contó.
David, a través de una falsa cuenta de Facebook, habría citado a algunas de las víctimas al restaurante. Naim Zabergja, padre de Dijamant, una de las víctimas del ataque, muestra la foto de su hijo. AFP
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David Ali Sonboly
En la mochila que portaba Sonboly, los investigadores hallaron unas 300 municiones, por lo que se sospecha que su intención era matar más personas..
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El asaltante padecía “una forma de depresión”, señaló el fiscal de Múnich, Thomas Steinkraus-Koch, al tiempo que pedía prudencia sobre las informaciones que indicaban que el joven habría estado sometido a un tratamiento psiquiátrico.
“Partimos del principio de que se trata de un acto clásico de un desequilibrado” sin ningún tipo de motivación política, dijo un representante de la fiscalía. “No hay ningún vínculo con el Estado Islámico”, declaró el jefe de la policía de Múnich, Hubertus Andrä.