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Carteles reclutan a jóvenes y los obligan a ser criminales

  • 28 enero 2012 /

Existen campos adonde son llevados para adiestrarlos por Los Zetas y el Sinaloa.

El secuestro de jóvenes para forzarlos a trabajar en los carteles de la droga se ha convertido en una amenaza para jóvenes de localidades pobres de México, según denuncian adolescentes, familiares de víctimas y organizaciones, sin encontrar eco en las autoridades.

“Hace como siete meses, pos a mí sí me levantaron”, cuenta a la AFP un joven de 17 años que solicitó el anonimato. Hombres que viajaban en una camioneta lo encañonaron una noche cuando conversaba con un amigo en Monterrey, norte de México, donde el cartel de Los Zetas controla las actividades delictivas.

“Yo estaba todo asustado, tiemble y tiemble, no pos, estaba esperando en la iglesia. ¿No ves que traigo la Biblia?”, le dijo a sus raptores, que lo liberaron pocas horas después. Otros jóvenes no corrieron la misma suerte y nunca fueron liberados. Es como si se los hubiera tragado la tierra, nadie pidió rescate por ellos, ni se sabe por qué se los llevaron.

Organizaciones civiles de estados como Coahuila, Nuevo León y Michoacán aseguran que han documentado más de mil desaparecidos en circunstancias similares, sin que puedan precisar cuántos han sido forzados a trabajar con el crimen organizado. Las autoridades no parecen llevar registro de estos reclutamientos forzados.

La AFP solicitó información a la Fiscalía sobre víctimas de la violencia, pero no obtuvo respuesta. La estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos señaló hace un año una cifra de 5,000 desaparecidos desde que comenzó la ofensiva militar contra los carteles en 2006, pero sin hacer referencia a reclutamientos forzados.

Hasta hace poco tiempo se creía que el narcotráfico se nutría sobre todo de jóvenes que entraban voluntariamente a pandillas. Ahora “están siendo secuestrados masivamente”, asegura Carlos Cruz, 37, que tras ser pandillero en los años ochenta y traficar con armas, encabeza desde 2003 la organización Cauce Ciudadano, que asegura ha rescatado a 3,800 jóvenes del mundo del narcotráfico.

Hombres armados entran en camionetas a barrios marginados “y se levantan de 12 a 15 chavos (jóvenes)”, explicó Cruz a la AFP.

Una de las “líneas de investigación más fuerte debe ser la del trabajo forzado”, consideró Blanca Martínez, directora del Centro Diocesano para los Derechos Humanos de Coahuila, un estado adonde Los Zetas secuestran, extorsionan y asesinan sin piedad.

De los secuestrados en Coahuila, la mayoría son hombres de 29 años en promedio y entre ellos hay ingenieros, albañiles, arquitectos y técnicos en comunicaciones, además de otros oficios. Sólo en 3 o 4 casos de los 228 documentados en esa región entre 2007 y 2011, los secuestradores intentaron cobrar rescate, sostiene Martínez.

En Guatemala un joven mexicano que dijo haber sido secuestrado en Veracruz y obligado a trabajar con Los Zetas está encarcelado por la masacre que dejó 27 decapitados en Petén en mayo de 2011.

Estos “jóvenes captados por grupos criminales” se convierten de víctimas en victimarios, explicó Cruz, quien afirma que existen campos adonde son llevados para adiestrarlos en los estados de Zacatecas, operados por Los Zetas, y en Sinaloa y Nayarit, al mando del cartel de Sinaloa; mientras que en Michoacán el cartel de La Familia los mantiene en búnkeres subterráneos.