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Cárceles centroamericanas convertidas en bodegas hacinadas

  • 23 julio 2013 /

Una población total de 92.565 internos, según los registros oficiales, tiene colapsadas las 114 cárceles del istmo.

El hacinamiento convirtió las cárceles de Centroamérica en 'bodegas humanas', un fenómeno generado por los enfoques represivos del ataque a la delincuencia y ahora, para mitigar la crisis, los gobiernos hacen millonarias inversiones destinadas a ampliar la obsoleta infraestructura.

Una población total de 92.565 internos, según los registros oficiales, tiene colapsadas las 114 cárceles del istmo donde predominan las condiciones de insalubridad, la deficiente asistencia jurídica, la ineficiente atención médico hospitalaria, psicológica y alimenticia, entre otras falencias.

'Los Estados se quedaron a reprimir delitos en lugar de prevenirlos. El hacinamiento es impresionante e impide la resocialización en esos recintos convertidos en bodegas humanas', declaró a la AFP el criminólogo Omar Flores, de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) de El Salvador.

En Costa Rica, país con menor hacinamiento carcelario, la Defensora de los Habitantes, Ofelia Taitelbaum, calificó los centros penitenciarios costarricenses como 'depósitos de personas'.

El panorama carcelario, según Flores, es 'más preocupante' en el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) donde con la 'remilitarización' de la seguridad se reprimen los delitos con encarcelamientos masivos.

Infraestructura obsoleta

La infraestructura carcelaria de la región fue construida mayoritariamente en el siglo pasado con capacidad para albergar a unos 45.000 internos, pero la realidad ha desbordado ampliamente las previsiones.

La superpoblación es generadora de constantes reyertas, fugas, motines, incendios y otras situaciones que suelen tener desenlaces trágicos.

En tal sentido, Honduras, tiene el récord de la región: entre 2011 y 2012, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos registró la muerte de 419 presos, de los cuales 326 fallecieron en un incendio en la granja penal de Comayagua, el 14 de febrero de 2012.

El más elevado índice de hacinamiento lo tiene El Salvador con 26.614 presos en instalaciones que tienen capacidad para 8.490, lo cual representa una superpoblación de más del 200%.

Fuera del sistema, en bartolinas de la Policía, se mantenían detenidas, hasta el 19 de julio, a otras 3.267 personas.

Por su parte Guatemala cuenta con 16.239 presos en espacios diseñados para 6.742; le sigue Panamá con 14.990 en cárceles para 7.342; Honduras alberga 12.614 en un espacio para 8.243.

Los países de menor hacinamiento son Nicaragua con 8.614 reclusos en cárceles para 5.100 y Costa Rica con 13.492 en recintos para 9.796.

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derecho Humanos, Vilma Nuñez, estima que en su país hay un hacinamiento 'inaceptable' porque 'se trasgreden todas las normas mínimas para el tratamiento de reclusos'.

El estado de los presidios de la región es calificado por el secretario de Seguridad Multidimensional de la OEA), Adam Blackwell, como 'una desgracia contra el ser humano'.

Dado los bajos presupuestos, la alimentación de la población reclusa es deficiente. Así, en Honduras la tarea de proveer alimentos recae en los familiares de los mismos internos.

Mientras Costa Rica destina a las cárceles unos 197 millones de dólares, los presupuestos del resto de los países del istmo son más exiguos: Guatemala invierte 66,6 millones de dólares, Panamá 34,5 millones de dólares, El Salvador 32 millones, Honduras 18,5 millones y Nicaragua 10,7 millones.

Mora judicial suma para el hacinamiento

La lentitud con que operan los rebasados tribunales para depurar procesos y emitir sentencias también contribuye al hacinamiento.

En mora judicial, Panamá lidera la región con el 63% de los 14.990 presos aún sin condena, seguido por Honduras (60%), Guatemala (48,8%), El Salvador (24,2%) y Costa Rica (23%).

'La situación del sistema penitenciario de la región es el reflejo de la falta de justicia y de garantías para el debido proceso y el cumplimiento de los derechos humanos para los privados de libertad', resume el estudio regional penitenciario.

Millonarias inversiones para megacárceles

En El Salvador, el director de Centros Penales, Rodil Hernández, declaró a la AFP que para salir al paso de la crisis se impulsa un 'plan de reducción del hacinamiento' que incluye la construcción de nuevas cárceles con un préstamo de 71 millones de dólares gestionado ante el Banco Centroamericano de Integración Económica.

Con la construcción de cárceles en el oeste y este de El Salvador se tendrán 7.400 espacios nuevos, y la proyección que se tiene a dos años es 'reducir el hacinamiento a un 130%'.

Panamá construye una 'megacárcel' denominada 'La Nueva Joya' para 5.536 internos y una cárcel para mujeres en un terreno de 35,7 hectáreas en Pacora, al este de la capital, así como otra en Chiriquí.

Se prevé que estas obras tengan un costo de unos 158 millones de dólares.

Sin precisar cifras, las autoridades de Guatemala aseguran que tienen el proyecto de construir cuatro cárceles de máxima seguridad, mientras que en Honduras se afina la negociación para construir una gigantesca cárcel para 4.000 internos.

Nicaragua espera construir una cárcel de 'alta seguridad' para sentenciados por narcotráfico, lavado de dinero y crimen organizado, con 7,2 de los 9,2 millones de dólares que le fueron incautados en 2012 a capturados que se hicieron pasar por miembros de la televisora mexicana TELEVISA.

'Las cárceles son focos de violaciones a los derechos humanos y si las cárceles han colapsado en términos de hacinamiento, no puede esperarse buenos resultados', advierte el estudio regional de presidios.