Charleston, Estados Unidos.
Un chapuzón en el río Edisto de Charleston, Estados Unidos, le costó la vida a la pequeña Hannah Collins de 11 años, quien falleció luego de que una bacteria le comió su cerebro.
según relatos de los familiares, a Collins se le introdujo una ameba por la nariz mientras bañaba en el río, luego de presentar algunos símtomas sus padres la llevaron a un centro asistencial donde la trataron, pero el animal ya le había comido su cerebro.
El microorganismo es conocido por los expertos como Naegleria fowlerina, o “ameba comecerebros”.
“Mi pequeña siempre estará conmigo. Trataré de encontrar consuelo en el hecho de que un día estaremos unidas en su nuevo hogar, el Cielo”, escribió su madre en Facebook.
El proceso de transmisión del parásito es a través de cuerpos de agua dulce. Al entrar a bañarse, una persona puede resultar contaminada al pasar la ameba por su nariz, lo que le proporciona al microbio un lugar seguro y cómodo para alimentarse, produciendo así meningoencefalitis amebiana primaria.
Los síntomas no aparecen sino hasta después de cinco días y pueden incluir dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos.
La familia de Hanna ha difundido un comunicado en el que aseguran que, 'aunque este no es el resultado que deseábamos, esperamos que nuestra dulce niña se haya unido a los ángeles'. Además, han puesto en marcha una página para recaudar fondos para ayudar en la investigación de este parásito y evitar que sucedan casos similares.
Al parecer este no es un caso aislado, muchas personas ya han fallecido por este parásito.
Un chapuzón en el río Edisto de Charleston, Estados Unidos, le costó la vida a la pequeña Hannah Collins de 11 años, quien falleció luego de que una bacteria le comió su cerebro.
según relatos de los familiares, a Collins se le introdujo una ameba por la nariz mientras bañaba en el río, luego de presentar algunos símtomas sus padres la llevaron a un centro asistencial donde la trataron, pero el animal ya le había comido su cerebro.
El microorganismo es conocido por los expertos como Naegleria fowlerina, o “ameba comecerebros”.
“Mi pequeña siempre estará conmigo. Trataré de encontrar consuelo en el hecho de que un día estaremos unidas en su nuevo hogar, el Cielo”, escribió su madre en Facebook.
El proceso de transmisión del parásito es a través de cuerpos de agua dulce. Al entrar a bañarse, una persona puede resultar contaminada al pasar la ameba por su nariz, lo que le proporciona al microbio un lugar seguro y cómodo para alimentarse, produciendo así meningoencefalitis amebiana primaria.
Los síntomas no aparecen sino hasta después de cinco días y pueden incluir dolor de cabeza, fiebre, náuseas y vómitos.
La familia de Hanna ha difundido un comunicado en el que aseguran que, 'aunque este no es el resultado que deseábamos, esperamos que nuestra dulce niña se haya unido a los ángeles'. Además, han puesto en marcha una página para recaudar fondos para ayudar en la investigación de este parásito y evitar que sucedan casos similares.
Al parecer este no es un caso aislado, muchas personas ya han fallecido por este parásito.