Paducah, Kentucky, Estados Unidos.
Los aspirantes a la Casa Blanca retoman las primarias hoy en Oregón, con todo resuelto entre los republicanos a favor de Donald Trump, pero con la lucha abierta entre los demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders, que también se enfrentarán en Kentucky.
Aunque Clinton cada vez está más cerca de la nominación presidencial por su partido, las encuestas son favorables al senador por Vermont Berbie Sanders en Oregón y auguran una reñida batalla en Kentucky. Si Sanders ganara en Kentucky, supondría para él una victoria moral al extender su racha ganadora tras adjudicarse Indiana y Virginia Occidental.
En ese estado, los demócratas otorgan 55 delegados para la convención que se celebrará en julio en Filadelfia para designar al nominado a la Casa Blanca, pero solo los ciudadanos registrados serán elegibles para votar, lo que podría ser beneficioso para la exsecretaria de Estado, que ha ganado en los diez estados que han celebrado elecciones con este modelo. Sin embargo, el viraje en el voto que se ha identificado en los votantes blancos en Kentucky podría favorecer a Sanders, como lo hizo en Virginia Occidental, apuntan los expertos.
Ningún candidato presidencial demócrata ha ganado Kentucky desde 1980 salvo el marido de la aspirante Hillary Clinton, Bill. Pese a ello, la postulante busca seducir en este estado a un sector del electorado que la rechaza: hombres blancos de clase obrera. De todos modos, una posible doble derrota para Clinton no cambiaría de manera significativa su
ventaja en el número de delegados, pero el hecho de que siga perdiendo estados pondría en entredicho sus aspiraciones y constataría aún más que un grupo considerable de los demócratas no está satisfechos con ella.
Las encuestas divulgadas en varios estados revelan que Hillary pierde votos entre los hombres blancos frente a Sanders por un margen considerable. En un duelo noviembre, los sondeos muestran que el magnate también cuenta con una ventaja sobre Clinton entre los blancos de la clase trabajadora.
“Ellos ven a través de ella”, dijo el gerente inmobiliario Bill Dunn, hablando de los obreros, mientras cenaba una barbacoa en Paducah, una ciudad en el suroeste de Kentucky. “Les gusta la honestidad, y a ella le falta eso”, agregó.
Para el cubano Lázaro Martí, un conductor de camión en Louisville, en noviembre tendrá que tomar una decisión difícil. “No me gusta Hillary pero tengo miedo de Trump, entonces ¡Mi Dios!”, dijo tomándose la cabeza y recordando la beligerancia de Trump hacia los inmigrantes.
Los aspirantes a la Casa Blanca retoman las primarias hoy en Oregón, con todo resuelto entre los republicanos a favor de Donald Trump, pero con la lucha abierta entre los demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders, que también se enfrentarán en Kentucky.
Aunque Clinton cada vez está más cerca de la nominación presidencial por su partido, las encuestas son favorables al senador por Vermont Berbie Sanders en Oregón y auguran una reñida batalla en Kentucky. Si Sanders ganara en Kentucky, supondría para él una victoria moral al extender su racha ganadora tras adjudicarse Indiana y Virginia Occidental.
En ese estado, los demócratas otorgan 55 delegados para la convención que se celebrará en julio en Filadelfia para designar al nominado a la Casa Blanca, pero solo los ciudadanos registrados serán elegibles para votar, lo que podría ser beneficioso para la exsecretaria de Estado, que ha ganado en los diez estados que han celebrado elecciones con este modelo. Sin embargo, el viraje en el voto que se ha identificado en los votantes blancos en Kentucky podría favorecer a Sanders, como lo hizo en Virginia Occidental, apuntan los expertos.
Hillary Clinton trata de ganar el voto blanco de la clase trabajadora de Kentucky e imponerse a Bernie.
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Las encuestas divulgadas en varios estados revelan que Hillary pierde votos entre los hombres blancos frente a Sanders por un margen considerable. En un duelo noviembre, los sondeos muestran que el magnate también cuenta con una ventaja sobre Clinton entre los blancos de la clase trabajadora.
“Ellos ven a través de ella”, dijo el gerente inmobiliario Bill Dunn, hablando de los obreros, mientras cenaba una barbacoa en Paducah, una ciudad en el suroeste de Kentucky. “Les gusta la honestidad, y a ella le falta eso”, agregó.
Para el cubano Lázaro Martí, un conductor de camión en Louisville, en noviembre tendrá que tomar una decisión difícil. “No me gusta Hillary pero tengo miedo de Trump, entonces ¡Mi Dios!”, dijo tomándose la cabeza y recordando la beligerancia de Trump hacia los inmigrantes.