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El hombre que se convirtió en el guardián del fin del mundo

  • 08 marzo 2016 /

Las aguas de Cabo de Hornos, unas de las más tormentosas del planeta, se han convertido en cementerio de más de 10.000 marineros.

Cabo de Hornos, Chile.

Al final del mundo, donde el frío entumece y el viento sopla fuerte, el marino José Aguayo y su familia viven en medio de la nada. Decididos a pasar más tiempo juntos, aceptaron el desafío de dirigir uno de los faros más australes del mundo para guiar a los buques que cruzan el temido paso Drake.

Considerada la más austral de las rutas de comunicación entre el océano Pacífico y el Atlántico, sus aguas, unas de las más tormentosas del planeta, se han convertido en cementerio de más de 10.000 marineros y 800 buques desde el siglo XVII.

¿Qué hace que alguien acepte resguardar esta ruta a costa de vivir en medio de la nada?

'Los niños me motivaron un poco', cuenta a la AFP José Aguayo, un marino acostumbrado a pasar largos periodos separado de su familia y que desde noviembre está a cargo de la 'Alcaldía del mar de Cabo de Hornos', el último punto habitado que separa Sudamérica de la Antártida.

Foto: La Prensa

José Aguayo es el 'hombre de mar' elegido por el Gobierno de Chile para resguardar el 'fin del mundo'.


'Por mi función de marino uno navega mucho. Vicente (su hijo) tiene 11 años y llevo 10 años navegando. Así que ellos querían estar con el papá, y qué mejor forma que estar acá', agrega Aguayo que se trasladó a este lugar junto a su esposa Natalia Rodríguez y sus dos hijos, Vicente, de 11 años, y Montserrat, de cinco.

Un verdadero hombre de mar

El día en la isla Cabo de Hornos arranca temprano. Aguayo se levanta a las tres de la madrugada para hacer las mediciones meteorológicas y a las seis en época estival recibe a las embarcaciones de turistas que desembarcan en este remoto lugar, atraídos por conocer cómo es el fin del mundo. Hasta antes de la construcción del Canal de Panamá, la ruta era obligatoria para cruzar entre el Atlántico y el Pacífico.

Según la Marina chilena, el Cabo de Hornos es la zona con mayor número de naufragios en el mundo, dando vida a increíbles historias de muerte y sobrevivencia que han inspirado a escritores, como el chileno Francisco Coloane, con su libro 'Cabo de Hornos'.

La familia Aguayo vive desde hace dos meses en esta pequeña isla resguardando el Faro Monumental del Cabo de Hornos, construido por la Marina chilena en 1991. No se divisa un solo árbol y solo una tupida estepa sobrevive a los vientos de hasta 100 km por hora que la azotan día y noche, sin tregua.

Aparte de la casa familiar en el mismo faro hay solo una pequeña pista de aterrizaje y una capilla. No hay mucho que hacer en este remoto lugar. El viento tampoco ayuda. 'Los niños están muy bien. Los dos comparten mucho (...) y, como en este periodo hemos tenido mucho tiempo, juegan Xbox en la casa', relata el padre.

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La casa en la que viven no se diferencia mucho de las viviendas que se pueden encontrar en las grandes ciudades. Cuenta con conexión satelital, teléfono e internet.

'No estamos desconectados del mundo', afirma Aguayo desde uno de los lugares más remotos del planeta, donde el último lugar habitado está a más de cinco horas de navegación.