Londres, Inglaterra.
Hope es uno más de los miles de niños que viven en la calle en Nigeria. Su nombre significa esperanza en español, pero dista mucho de su realidad y es que apenas a sus dos años de edad, la corta vida de este pequeño ha sido un infierno.
El menor fue abandonado por sus padres que consideraban que es una especie de brujo. Durante los últimos 8 meses ha vivido en los márgenes de un camino rural, alimentándose de los restos que le tiraban los transeúntes. Hasta que fue encontrado por un 'ángel', la voluntaria Anja Ringgren Loven.
El pasado 31 de enero, la voluntaria danesa encontró al pequeño durante un recorrido en la zona afectada. El pequeño, que se encontraba desnutrido y apenas respiraba, extendió sus manos hacia ella pidiendo comida. Anja se acercó a él y le dio agua de su botella y unas galletas. La escena quedó registrada en un video.
La voluntaria no solo dio de comer al pequeño, también lo sostuvo en brazos y le tapó con una manta. Tras ver lo grave de su situación, decidió llevarlo a un hospital cercano, donde fue tratado de sus heridas y de su estado de deshidratación y desnutrición.
Este no es el primer caso que Anja atestigua. La joven danesa ha creado una ONG llamada African Children’s Aid Education and Development Foundation, que se encarga de ayudar a niños que han sido apartados por sus familias por temas como la brujería, alguna minusvalía o por pura superstición.
Según informan medios británicos, miles de niños son acusados en África de ser brujos. Tras recibir esta acusación, se enfrentan a turbas que quieren torturarlos. “Hemos visto niños muertos y niños muy asustados, explica Anja en su página de Facebook, en la que también ha publicado imágenes de su encuentro con Hope.
Ahora, el pequeño se recupera actualmente de su estado y ya puede alimentarse solo, e incluso es capaz de jugar con el hijo de la voluntaria.
