Bogotá, Colombia.
El viaje de una semana a Colombia terminó mal para un profesor de arte holandés que fue capturado con cocaína en su equipaje de mano, como muchos viajeros que intentan traficar droga por el aeropuerto de Bogotá.
'Su maleta, en este orificio, ¿ve que arroja una sustancia blanca? Vamos a proceder a verificar este polvillo', le señala un policía en el aeropuerto El Dorado, el de más tráfico en un país que es el principal proveedor mundial de cocaína.
Delgado, de estatura mediana y 55 años, el docente se cruza de brazos y asiente. Acaba de ser interceptado y un oficial le aplica una prueba química al material hallado en un doble fondo de su valija. 'Esto es rosado. Si se vuelve azul celeste al tomar contacto con esta sustancia blanca es cocaína. Es positivo', afirma el policía tras hacer el 'narcotest'.
Entre sorprendido y resignado, el pasajero solo atina a responder, balbuceando en un español con fuerte acento: '¡Ay, caramba!'. Y antes de ser esposado y de que se le lean sus derechos, asegura que 'un amigo de un amigo' le ofreció esa maleta porque la suya era muy pequeña. 'Estoy en problemas', murmura en inglés.
 El profesor holandés fue arrestado luego de que se encontraran restos de cocaína en su maleta.
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Cocaína en el pañal
'El perfilado es clave. Permite detectar cualquier modalidad de tráfico: ingerido, adherido, en doble fondo', explica a la AFP el subteniente Jordan Díaz, que lleva tres años en el control antidrogas.
Los 60 agentes que trabajan en dos turnos diarios revisan unos 250 pasajeros de unos 35 vuelos. Algunos están muy nerviosos o demasiado apurados, a otros los delatan zapatos recién estrenados o manos temblorosas al entregar sus documentos.
Los 'destinos críticos' son España, Holanda, México y Canadá. Se registran unos cuatro casos por semana. La mayoría son hombres de 25 a 35 años. Muchos han camuflado la droga en paquetes de café, en suelas de zapatos, envases de desodorante y hasta en una olla arrocera. Incluso la impregnan en la ropa con alcanfor para despistar a los canes.
Las 'mulas', que tragan o se introducen cápsulas con cocaína a riesgo de morir en 15 segundos si se rompen, se captan en el 'body scan', el aparato de rayos X. Allí también se ven los paquetes adosados a las partes íntimas, una modalidad frecuente. 'Como por ley en Colombia no podemos revisar genitales, llevan la droga como en un pañal', dice. 'Los descubrimos también porque caminan raro'.
'Un kilo de cocaína vale unos 1.500 dólares en Colombia, pero 35.000 en México y hasta 60.000 en Europa', apunta. 'Hasta los pasajeros que cogemos nos dicen que por un kilo que pasen pueden perder hasta cinco y todavía tienen ganancia', agrega.
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Las autoridades colombianas destacaron como algo 'histórico' la confiscación de 134 toneladas de cocaína hasta ahora en 2015, muestra de que la lucha contra el narcotráfico continúa 'de manera contundente' en Colombia.
