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El llanto de un anciano que resume la crisis en Grecia

  • 03 julio 2015 /

Miles de jubilados hicieron largas colas en los bancos griegos, cerrados desde el lunes, para cobrar parte de sus pensiones.

Atenas, Grecia.

'¡Que se vayan al diablo!': encolerizados o resignados, los jubilados griegos sin tarjeta de crédito acudíeron a los bancos, abiertos excepcionalmente para ellos, a retirar 120 euros el miércoles pasado para el resto de la semana.

Tras una larga cola en un banco de Thessaloniki, en el norte del país, un jubilado protagonizó una de las escenas más conmovedoras y que resume la crisis financiera en Grecia. A pesar de haber aportado durante toda su vida, por el momento tendrá que acostumbrarse a sobrevivir con las migajas que el Gobierno de Alexis Tsipras deja sacar a sus ciudadanos, para evitar el colapso de su sistema bancario.

'He trabajado más de cincuenta años en el mar, y ahora estoy mendigando 120 euros', dice furioso un jubilado al salir de una sucursal del Banco del Pireo en la calle Stadiou, en pleno centro de Atenas. 'He tomado los 120 euros, pero ahora no tengo dinero para los medicamentos de mi mujer, que ha sido operada y está enferma', cuenta.

El pasado fin de semana, el gobierno de Alexis Tsipras ordenó un corralito, una semana antes del referendo sobre las condiciones de los acreedores internacionales para seguir financiando al país.

Foto: La Prensa

Las lágrimas del anciano por no poder retirar más de 120 euros del banco conmovieron a miles en la red.
En virtud de este control de capitales, los bancos están cerrados desde el pasado lunes y hasta el 6 de julio inclusive. Los titulares de cuentas pueden retirar con su tarjeta en los cajeros automáticos un máximo de 60 euros al día y por persona.

El nerviosismo y hasta la exasperación son evidentes. 'Como pueden ver tenemos mucha suerte', dice con ironía una señora junto a una sucursal de Alpha Bank, frente a la Universidad de Atenas. 'Que se vayan al diablo', espeta otro jubilado nada más salir, refiriéndose al gobierno y sus acreedores internacionales, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

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'Sospecho que las cosas no van bien, cuando andan imponiendo todo el tiempo restricciones de este tipo. Que Dios nos ayude', dice en un tono más resignado Thanasis, ex obrero de la construcción durante veinte años. 'Yo viví la Ocupación nazi, he vivido momentos difíciles, y tengo la convicción de que también superaremos éste'.

Otros en cambio miran a la historia y se acuerdan de cuando pasaron tiempos peores, como es el caso de Dionisia Zafiropoulou, ex empleada de la compañía eléctrica DEI y clienta del Banco del Pireo.