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11:17 PM

El expresidente Alan García dejó una carta en su defensa

  • 19 abril 2019 /

Miles recorrieron las calles de Lima acompañando al féretro del dos veces presidente.

Lima, Perú

Rodeado por banderas y entre cánticos militantes, los restos del expresidente Alan García dieron ayer su último recorrido por el centro histórico de Lima, antes de ser conducidos hacia el cementerio donde lo cremaron en estricta intimidad.

Así se puso fin a la despedida del exmandatario, quien se disparó en la cabeza el miércoles para evitar ser detenido acusado de actos de corrupción. Pero antes de partir al crematorio, una de sus hijas leyó una carta que supuestamente dejó García. A continuación el texto completo de la carta: “Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento”.

“Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones”.

Foto: La Prensa

Miles de simpatizantes del expresidente Alan García se movilizaron para darle el último adiós. afp
“En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades”.
“Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias”.

“No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no”.

“Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos”. “Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse. Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.