Estados Unidos eligió un Congreso dividido: la oposición demócrata recuperó la Cámara de Representantes, pero el gobernante partido republicano mantuvo el Senado en unos comicios considerados como un referendo sobre el presidente Donald Trump, que reivindicó una victoria personal.
En unas polarizadas elecciones de mitad de mandato, el partido del expresidente Barack Obama cumplió su objetivo de dominar la cámara baja, algo que no hacía desde 2010, pero no pudo concretar la 'ola azul' anti-Trump al quedar el Senado en manos republicanas.
'Tremendo éxito', tuiteó el mandatario, que siguió los resultados en la Casa Blanca, donde pasó el día recluido con amigos y familiares.
El presidente llamó al líder del Senado, Mitch McConnell, para felicitarle por 'los logros históricos' luego de que los republicanos aumentaran a 52 sus bancas en la cámara alta de 100, informó la portavoz, Sarah Sanders.
Pero para Trump, perder el control del Congreso, del que gozaba tras su sorpresivo triunfo hace dos años, es un revés en medio de resultados económicos exitosos, y complica sus perspectivas para el resto de su mandato en los siguientes temas:
el muro en la frontera
Decretos para evitar cámara
El magnate comenzó a hacer uso de las órdenes ejecutivas desde el inicio de su mandato para abolir varias políticas de su antecesor Barack Obama, incluyendo una reforma sanitaria.
AMENAZA DE IMPEACHMENT
'Hoy se trata más que de demócratas y republicanos, se trata de restaurar los poderes y contrapoderes constitucionales en la administración Trump', dijo Nancy Pelosi, la actual líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, que probablemente vuelva a presidirla.
La Constitución otorga a los congresistas la votación inicial de cualquier proceso de destitución, sin embargo, el proceso debe trasladarse al Senado, donde las posibilidades de éxito en el caso de Trump son escasas ya que es necesario el voto a favor de dos tercios del hemiciclo, controlado por los republicanos.