Mario Abdo Benítez asumió este miércoles la presidencia de Paraguay por un período de cinco años, de la mano de su elegante esposa, la primera dama Silvana López Moreira, que acaparó la atención en la investidura.
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Moreira, de 44 años, redefinirá el papel de primera dama en Paraguay, cargo que dejó de ocuparse en los últimos diez años, tras la llegada del exobispo Fernando Lugo (2008-2012) a la presidencia.
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La empresaria fue una de las piezas claves en la campaña electoral de su esposo, siguiendo su agenda propia para obtener el voto femenino, fundamental para darle la victoria a Benítez.
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Hija de una familia de la alta sociedad de Asunción, Silvana se casó en segundas nupcias con Benítez, divorciado a su vez de Fátima María Díaz Benza, con quien tuvo dos hijos.
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Silvana y Mario, se formaron en una de las mejores y más caras escuelas de Asunción, el Colegio San Andrés, donde entablaron un noviazgo que terminaron años después.
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Tras graduarse de la carrera de Mercadotecnia, Silvana se casó con el ganadero José Félix Ugarte, con quien tuvo tres hijos.
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Tras varios años, el destino volvió a unir a la pareja, divorciados ambos, ahora comparten un hijo.
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'El amor eterno nunca se olvida', escribió el presidente en una imagen que compartió de la pareja en su cuenta de Instagram.
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Nieta del poderoso empresario, Nicolás Bo Parodi, tanto Silvana como Mario están ligados por sus familias, al exdictador paraguayo Alfredo Stroessner (1954-89).
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Sin embargo, Moreira se ha alejado de su pasado, ensalzando el valor de la mujer paraguaya y defendiendo el papel femenino como esposa, madre y trabajadora y como motor de la familia.
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Benítez, por su parte, se comprometió a dar fin a la corrupción y la impunidad y a edificar un sistema judicial independiente tras asumir como nuevo presidente de Paraguay.
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Abdo emprendió una gira diplomática antes de asumir la presidencia, que concluyó con una reunión con el mandatario ruso, Vladimir Putin.