Ciudad de México.
La Administración de Trump, que ha buscado expulsar en los últimos seis meses a 300 mil centroamericanos y haitianos que viven y trabajan legalmente en EEUU, ignoró a altos diplomáticos sobre las consecuencias de las deportaciones masivas y la desestabilización en la región.
Las advertencias fueron transmitidas a altos funcionarios del Departamento de Estado en 2017 en cables de las Embajadas, en las que se revela una fuerte oposición de los diplomáticos a la terminación de los Estatus de Protección Temporal (TPS) para los inmigrantes.
Según un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental al que el diario The Washington Post tuvo acceso, los altos diplomáticos advirtieron también que las deportaciones masivas podrían desencadenar un aumento en la inmigración ilegal.
El ex Secretario de Estado Rex Tillerson desestimó en 2017 el consejo y se unió a otros funcionarios de Trump para presionar a los líderes del Departamento de Seguridad Nacional para despojar a las inmigrantes de sus protecciones.
La semana pasada, el Gobierno de EEUU canceló los permisos de residencia de 57 mil hondureños, que se suman a los 195 mil salvadoreños y 46 mil haitianos. Los inmigrantes tienen 18 meses para abandonar el país o enfrentarse a la deportación.
De acuerdo con funcionarios actuales y anteriores del Departamento de Estado, los cables de las Embajadas fueron recibidos por ayudantes de Tillerson, pero no generaron respuesta por parte de la Secretaría o su personal.
En una carta fechada el 31 de octubre de 20178, Tillerson avisó a su personal de seguridad interna que las condiciones en Centroamérica y Haití habían mejorado y que los TPS ya no estaban justificadas.
Elaine Duke, secretaria interina de Seguridad Interna, buscó el consejo de James Nealon, un ex Embajador de EEUU en Honduras, tras ser presionada por Tillerson para terminar con los TPS.
Como Embajador, Nealon había enviado cables similares advirtiendo que Honduras no estaba en condiciones de recibir a miles de deportados y sus hijos, lo que podría ser blanco de ataques o reclutamiento por parte de pandillas en el país.
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Tanto Elaine Duke como James Nealon dimitieron un par de meses después.
El dinero enviado por los centroamericanos y los haitianos que viven en EEUU es motor para la creación de empleos en sus países, lo que reduce la presión para salir al extranjero, según diplomáticos estadounidenses.
Asimismo, los beneficiarios de los TPS que viven en EEUU temen recuperar a sus hijos en caso de deportación, por lo que es más probable que busquen permanecer ilegalmente en el país o buscan regresar si son deportados, un negocio para los contrabandistas y pandillas, según advirtieron en los cables los altos diplomáticos.
En los últimos años, Honduras y El Salvador han soportado algunas de las tasas de homicidios más altas del mundo a medida que las pandillas pelean el territorio y expulsan a miles de sus hogares.
