Managua, Nicaragua
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se dirigió este sábado a los nicaragüenses en su primera aparición pública tras el estallido de la crisis desatada por la reforma a las pensiones y a la seguridad social.
Con relación al desorden y los disturbios que durante los últimos días han vivido los nicaragüenses, Ortega hizo un recuento histórico bastante detallado del camino recorrido por el país desde el triunfo de la Revolución Sandinista hasta la actualidad.
Recordó que las generaciones actuales desconocen “el dolor, la tragedia, el terror de la guerra”, en momentos en que “sangra la patria y la familia” nicaragüense.
El mandatario recalcó la necesidad del dialogar para resolver los desacuerdos, pues esta instancia es “imprescindible para aceptar la paz”, por lo que evocó los esfuerzos anteriores para alcanzar la paz entre los nicaragüenses.
Ortega reconoció que cuando se trata de resolver los problemas de esa forma, “es bueno pensar, reafirmar, decir, pero ¡qué difícil es practicarlo!”.
Ortega reflexionó sobre las dificultades para alcanzar acuerdos de paz cuando mediaba el cardenal Miguel Obando y Bravo, en donde la postura de la oposición era tan recalcitrante que complicaba el proceso. “Hasta esos extremos llega el odio”, observó.
El presidente señaló que para encontrar la paz y la estabilidad “primero hay que dialogar y luego llegar a acuerdos”, para lo cual puso como ejemplo las reformas a la Constitución de Nicaragua que se efectuaron durante la presidencia de Arnoldo Alemán.
Ortega vio su llegada a la presidencia en 2007 como una oportunidad de reconciliación en vista de los desacuerdos que se venían arrastrando de años anteriores. Reconoció que en un proceso político no es fácil ponerse de acuerdo, pero es necesario hallar consensos.
Reconoció que los nicaragüenses tienen todo el derecho de “criticar y expresarse”, en alusión quizá a las críticas de censura y limitación de la libertar de prensa a consecuencia del cierre de medios y los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad.
No obstante, Ortega advirtió que los manifestantes “no tienen derecho a destruir” y que lo que ha ocurrido en los últimos días “no tiene perdón”.
Señaló además que se ha utilizado a las redes sociales como elemento desestabilizador, dando a entender que las reformas para fortalecer el Instituto Nicaragüense del Seguro Social (INSS) le hacen daño a las personas.
Ortega agradeció que grupos criminales como las pandillas no tienen gran incidencia en Nicaragua, so pena de que la situación degenerase en algo peor de lo ocurrido hasta ahora.
Admitió que los saqueos siembran el terror y la inseguridad y que los niños son los que más sufren por la inestable situación y advirtió que la destrucción de negocios solo provocará desempleo.
Lamentó que los actos de violencia destruyen la imagen de Nicaragua en el exterior, una imagen que ha costado construir.
Ortega insistió en que las medidas aprobadas no son algo arbitrario y que el principio que han tratado de aplicar es el de la gradualidad en la aplicación de los impuestos.
