Damasco, Siria.
Más de 900 civiles murieron en Guta Oriental desde que el gobierno sirio lanzara el 18 de febrero un violento asalto contra este enclave rebelde, situado cerca de Damasco, indicó ayer una ONG. El balance de muertos se eleva a 905 después de que los últimos bombardeos aéreos contra la ciudad de Zamalka provocaran la muerte de siete civiles, indicó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (Osdh), con sede en el Reino Unido y que dispone de una amplia red de fuentes en el país.
El régimen sirio estrechó ayer su cerco sobre el enclave rebelde de Guta Oriental, que ya domina parcialmente, y donde no pudo ingresar un convoy de ayuda humanitaria por razones de seguridad.
Apoyado por su fiel aliado ruso, el gobierno de Bashar Al Asad prosigue su avance y ya tiene en su poder más de la mitad del territorio rebelde, explicó el Osdh.
Paralelamente fuerzas turcas y rebeldes sirios aliados retomaron ayer “el control total” de Jandairis, una localidad del enclave de Afrin (noroeste de Siria) en donde Ankara lanzó una ofensiva contra una milicia kurda, según el Osdh. Sobre el terreno, personal médico dio cuenta de decenas de casos de asfixia el miércoles por la noche denunciando un posible ataque químico.
A pesar del llamado de la ONU a una tregua, las fuerzas del régimen continúan la ofensiva con la intención de dividir en dos el territorio del enclave en donde están sitiadas desde 2013 unas 400,000 personas, sufriendo una escasez de alimentos y medicinas. La ONU asociada a varias ONG debían distribuir ayer ayuda humanitaria pero la operación fue suspendida a una fecha ulterior.
La “evolución en el terreno no permite llevar adelante la operación”, declaró Ingy Sedky, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Más de 900 civiles murieron en Guta Oriental desde que el gobierno sirio lanzara el 18 de febrero un violento asalto contra este enclave rebelde, situado cerca de Damasco, indicó ayer una ONG. El balance de muertos se eleva a 905 después de que los últimos bombardeos aéreos contra la ciudad de Zamalka provocaran la muerte de siete civiles, indicó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (Osdh), con sede en el Reino Unido y que dispone de una amplia red de fuentes en el país.
El régimen sirio estrechó ayer su cerco sobre el enclave rebelde de Guta Oriental, que ya domina parcialmente, y donde no pudo ingresar un convoy de ayuda humanitaria por razones de seguridad.
Apoyado por su fiel aliado ruso, el gobierno de Bashar Al Asad prosigue su avance y ya tiene en su poder más de la mitad del territorio rebelde, explicó el Osdh.
Paralelamente fuerzas turcas y rebeldes sirios aliados retomaron ayer “el control total” de Jandairis, una localidad del enclave de Afrin (noroeste de Siria) en donde Ankara lanzó una ofensiva contra una milicia kurda, según el Osdh. Sobre el terreno, personal médico dio cuenta de decenas de casos de asfixia el miércoles por la noche denunciando un posible ataque químico.
A pesar del llamado de la ONU a una tregua, las fuerzas del régimen continúan la ofensiva con la intención de dividir en dos el territorio del enclave en donde están sitiadas desde 2013 unas 400,000 personas, sufriendo una escasez de alimentos y medicinas. La ONU asociada a varias ONG debían distribuir ayer ayuda humanitaria pero la operación fue suspendida a una fecha ulterior.
La “evolución en el terreno no permite llevar adelante la operación”, declaró Ingy Sedky, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja.
