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Gran Barrera de Coral, belleza submarina

  • 11 marzo 2017 /

Ver la película animada “Buscando a Nemo” puede desatar fantasías sobre la belleza de la Gran Barrera de Coral, ubicada en el noreste de Australia, pero sumergirse en sus aguas supera a la propia imaginación.

    Australia.

    La belleza del sistema de arrecifes de la Gran Barrera de Coral, cuyos colores son fluorescentes y brillan como los ópalos, deja boquiabierto a cualquiera. Basta una pequeña visita a algunos de los 3,000 arrecifes para tener una idea clara de los motivos que llevaron a declararla Patrimonio de la Humanidad y a elegirla como una de las siete maravillas naturales del mundo.

    La Gran Barrera de Coral, en el noreste australiano, es una especie de gigantesca fortaleza acuática multicolor de diversos niveles con corales duros y porosos que, unas veces hacen de plataformas anchas y casi planas, y otras de amasijos oscuros con recovecos y túneles pequeños que se levantan sobre un piso blancuzco. Esta arquitectura natural se completa con corales suaves y esponjosos en forma de hongos o gigantescos claveles que se combinan con esponjas y algas, que danzan con los vaivenes del agua clara.

    La Gran Barrera de Coral, situada en el noreste de Australia y con un área de 350,000 kilómetros cuadrados , alberga 600 tipos de corales, 100 de medusas, 133 variedades de tiburones y manta rayas, 1,600 especies de peces y 3,000 tipos de moluscos, además de 6 variedades de tortugas y 30 de ballenas y delfines, entre otros seres como dugongos, las ballenas y los pepinos y estrellas marinas, que son únicos en el mundo.

    La belleza y el valor natural de sistema de arrecifes más grande del mundo le valió, en 1981, el título de Patrimonio de la Humanidad.
    Cualquier visita a la Gran Barrera, ya sea desde las ciudades de Cairns o Cooktown o desde cualquier punto del extremo nororiental del estado de Queensland, es impresionante, pero se goza de una sensación de éxtasis especial cuando se participa en el programa “Eye on the reef” (Ojo en el arrecife), en el que se pretende, por un día, ser una especie de biólogo marino que registra los avistamientos de animales.

    Esta pequeña labor, que ayuda a los registros científicos, aguza la vista para poder reconocer a especies como el pez payaso, de franjas naranjas, blancas y negras; el pez cirujano, de color azul eléctrico y una mancha negra en el cuerpo y cola amarilla; y otros peces y moluscos y, si se tiene suerte, a algún pequeño e inofensivo tiburón de cola de punta blanca o negra que nadan sigilosos entre los laberintos coralinos.

    La Gran Barrera, considerada una de las siete maravillas naturales del mundo, es un sistema de unos 3,000 arrecifes que se formó hace decenas de millones de años cuando Australia se separó del supercontinente Gondwana y cuya apariencia, tal y como la conocemos ahora, se formó en la última edad de hielo, hace 8,000 años.


    En peligro

    La Gran Barrera ya ha perdido la mitad de sus corales, en un 48% por las tormentas y ciclones como el Yasi, que arrasó con el noreste australiano en 2011; además de un 42% a causa de las voraces estrellas coronas de espina (acanthaster planci); y un 10% debido al blanqueamiento (decoloración) producido por el aumento de la temperatura de las aguas.

    Ahora, la Gran Barrera necesita una tregua de la naturaleza sin tormentas ni aumentos de temperaturas, pero también del esfuerzo del hombre para no provocar estos cambios climáticos. Además se precisan acciones locales para restaurar los árboles que fueron arrancados de las costas para el sector agroganadero.