La Agencia Espacial Europea (ESA) está inmersa en la preparación de Solar Orbiter, una misión que viajará en 2018 al Sol con diez instrumentos a bordo, seis de ellos telescopios, y con un gran escudo térmico de alta temperatura capaz de resistir al menos 500 grados centígrados.
La misión, en colaboración con la NASA y con participación española, tiene entre sus objetivos comprender las relaciones entre los fenómenos solares y las perturbaciones del viento solar y el medio interplanetario, además del ciclo de actividad solar, del que se conoce que dura unos once años pero no sus mecanismos físicos.
Para lograr sus objetivos, la nave de Solar Orbiter llevará integrada diez instrumentos: seis telescopios y cuatro para medir el entorno espacial, explicó a un grupo de periodistas Luis Sánchez, jefe de Desarrollo de Operaciones de Ciencia para Solar Orbiter.
España lidera, a través de la Universidad de Alcalá (Madrid), uno de estos instrumentos, el EPD, un detector de partículas energéticas, y participa en PHI, uno de los telescopios solares de alta resolución capaz de medir la sismología solar.
Para ello, llevará un escudo de alta temperatura de 3,1 metros (largo) por 2,4 metros (alto) de titanio y capas de carbón, entre otros materiales, que ya ha pasado las pruebas en la sede de la ESA en Holanda. La novedad de este escudo es que además de proteger la nave tiene unas ventanas para que puedan funcionar los telescopios.
Solar Orbiter, que también tratará de entender mejor los fenómenos de meteorología solar, tiene una vida útil de siete años -extensible tres años más- y dos paneles solares. EFE