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Donald Trump, el magnate que se convirtió en presidente de EUA

  • 09 noviembre 2016 /

El republicano le ganó a la demócrata Hillary Clinton.

Washington, Estados Unidos.

El polémico magnate Donald Trump se convirtió este martes en el presidente de los Estados Unidos de América (EUA) y comandará en la Casa Blanca después de ganar las elecciones de este 8 de noviembre a la demócrata Hillary Clinton.

Lo que realmente he sido es un empresario exitoso durante mucho tiempo

Donald Trump, Candidato republicano

'Yo no soy un político. Los políticos hablan y no actúan. Yo soy lo contrario', subrayó Trump hace casi un año, tras postularse el 16 de junio de 2015 a la Casa Blanca con un controvertido discurso en el que llamó 'violadores' a los inmigrantes mexicanos.

Nacido el 14 de junio de 1946 en el neoyorquino barrio de Queens, Trump es el cuarto de los cinco hijos de Fred Trump, constructor de origen alemán, y Mary MacLeod, ama de casa de procedencia escocesa.

Tan rebelde era ya desde niño, que su padre tuvo que sacarlo a los 13 años de la escuela, donde agredió a un maestro, e internarlo en la Academia Militar de Nueva York, con la esperanza de que la disciplina castrense corrigiera la actitud de su hijo.

Al parecer, el pequeño Donald era aficionado a 'decir palabrotas a todo volumen', según el doctor Steve Nachtigall, de 66 años, quien padeció sus travesuras.

Trump se graduó en 1964 en la academia, donde alcanzó el rango de capitán e incluso vislumbró su destino: 'Un día, yo seré muy famoso', le comentó al cadete Jeff Ortenau.

En 1968, el magnate se licenció en Economía en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, y se convirtió en el favorito para suceder a su padre al frente de la empresa familiar, Elisabeth Trump & Son, dedicada a edificios de alquiler de clase media en los barrios neoyorquinos de Brooklyn, Queens y Staten Island.

Un estadounidense ejerciendo su voto en Estados Unidos.
El misterio de su fortuna
El magnate ha levantado un imperio que incluye hoteles, campos de golf y casinos, un negocio este último que ha incurrido en cuatro bancarrotas pese al 'éxito' del que alardea Trump.
Según la revista 'Forbes', el aspirante republicano posee una fortuna de 4.500 millones de dólares, pero Trump insiste en que la cifra asciende a 10.000 millones.
Trump se hizo en 1971 con las riendas de la compañía, rebautizada como The Trump Organization, y se mudó a la glamurosa Manhattan a la caza de una fama que llegó a base de proyectos pomposos, autobombo, verdades a medias y una relación borrascosa con la prensa.

El osado empresario empezó, pues, a cimentar su fama con deslumbrantes obras en Manhattan, como la Torre Trump, un lujoso rascacielos de 58 pisos con una cascada interior en plena Quinta Avenida desde el que, por cierto, lanzó su campaña presidencial.

El multimillonario también se ha lucrado en el mundo del espectáculo no sólo con 'El aprendiz', que le valió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, sino también con la aparición en numerosas películas y la propiedad de concursos de belleza como Miss Universo.

Con tres matrimonios y dos sonados divorcios (con la modelo checa Ivana Zelnickova en 1991 y la actriz estadounidense Marla Maples en 1999), la vida personal de Trump ha sido tan agitada como su carrera profesional, para deleite de la prensa del corazón.

Zelnickova le dio al magnate tres hijos (Donald Jr., Eric e Ivanka), que trabajan como vicepresidentes ejecutivos de Trump Organization y jugaron un papel crucial en la campaña presidencial de su padre, mientras que con Maples tuvo una hija, Tiffany.

Desde 2005, el multimillonario, de confesión presbiteriana, está casado con la exmodelo eslovena naturalizada estadounidense Melania Knauss, de 46 años, con la que comparte un hijo, Barron William.

Poco dado a abrir su corazón en público, Trump no ha ocultado nunca el trauma de la 'muy triste' muerte de su hermano mayor, Fred, un 'tipo maravilloso' que falleció a los 43 años por alcoholismo, de ahí que ni fume ni beba alcohol.

Como detalle curioso sobre su singular personalidad cabe destacar que el empresario se define como un 'obseso de los microbios' y, por ese motivo, siente aversión a dar la mano.