Cinco mítines en cinco estados en un frenético día de campaña. Un anuncio bomba del FBI. Agotadores retrasos. Simpatizantes de Donald Trump entusiasmados por las elecciones del martes en Estados Unidos y desesperados por escuchar a su héroe.
Trump se sumergió en los dos últimos días de una campaña presidencial tóxica y lacerante, redoblando sus esfuerzos para conquistar estados demócratas y lograr vencer a Hillary Clinton en la carrera por la Casa Blanca.
Con la efervescente campaña de año y medio llegando a su etapa final, Trump recorrió en las últimas horas unos 4.800 km con mítines en Denver, Sioux City, Minneapolis, Sterling Heights, Pittsburgh y Leesburg, antes de viajar al estado clave de Florida este lunes.
Los seguidores del magnate desbordan su entusiasmo durante los eventos de campaña.
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De los estados que albergan esas ciudades --Colorado, Iowa, Minnesota, Michigan, Pensilvania y Virginia--, sólo Iowa se inclina por el Partido Republicano, una señal de que Trump intenta conquistar en el último suspiro territorios demócratas para dar la sorpresa.
Clinton 'está con ellos. Yo estoy con ustedes', dijo el magnate, de 70 años, en un hangar de Minneapolis repleto de simpatizantes.
'Justicia en las urnas'
Las campañas presidenciales suelen adoptar un ritmo frenético durante la última semana.
La de Clinton, por ejemplo, cuenta con un avión adicional para la prensa --además de la treintena de reporteros que viaja con ella en su Boeing-- para acoger a todos los periodistas que siguen al minuto el desarrollo de su campaña. Pese al trajín, el domingo reinaba el orden en el bando demócrata.
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El caos controlado ha sido en cambio la seña de identidad de Trump. La prensa no viaja con él. La mayoría le sigue en otro avión en el que no se desplaza ninguno de sus colaboradores. Otros usan un autobús de campaña, que el domingo sufrió un accidente sin consecuencias al chocar con un coche en Sioux City.
Pero, en medio del maratón del domingo, volvió a estallar una tormenta: el director del FBI envió una carta a los congresistas sobre el caso de los correos electrónicos que persigue a Clinton, afirmando que no se presentarán cargos en su contra.
'Los agentes del FBI no dejarán que (Clinton) se escape con estos terribles crímenes', aseguró en Michigan, estado que Barack Obama ganó en las presidenciales de 2008 y 2012.
Más tarde, en Pittsburgh, dijo que el escándalo puede animar a sus partidarios a salir a votar. 'Ahora es decisión del pueblo estadounidense llevar la justicia a las urnas', apuntó.