Polémico e indomable podrían ser las palabras que mejor definen al diputado Edgardo Castro, conocido por el pueblo como el “Chele Huelga”. Es capaz de liarse a puñetazo limpio con quien se atreva a oponerse a lo que él considera su lucha por las causas justas. Admite que en más de una ocasión se ha peleado a golpes con aficionados y diputados, no porque le guste la camorra, sino porque no permite que alguien quiera mangonearlo.
Eso fue cuando estaba estudiando en el instituto José Trinidad Reyes debido a mi constante actividad dentro del sector popular. Fueron los dirigentes de la CGT (Central General de Trabajadores) con los que participaba en las tomas. No me molesta (el sobrenombre) porque me identifica con mi tipo de personalidad.
Esa palabra viene de revuelta o rebelión, de revolución o de lucha por los cambios, para mí no es una palabra ofensiva. Creo que es ser partícipe en el movimiento social que va de acuerdo con las necesidades de un pueblo porque muchas conquistas y logros se dan por los movimientos sociales.
La razón son las injusticias que se dan en el país. En la secundaria protestaba por la falta de institutos oficiales o estatales. También estuve en huelgas de trabajadores municipales con Ana María Ríos, Israel Salinas y Toñito Hernández. En el sector campesino con Marcial Caballero, Marcial Euceda y Lisandro Guzmán, todos de la UNC.
Que no haya corrupción, que los fondos del presupuesto nacional se destinen para hacer obras o para beneficio de los cambios sociales, no para llenar los bolsillos de los funcionarios. El presupuesto de la nación debe ser empleado, sobre todo, en salud y educación.
Cubriendo, como periodista de canal Seis, eventos políticos cuando Mel (Manuel Zelaya) era presidente. Participé como candidato por el Partido Liberal, alcanzando la primera diputación por el departamento de Cortés. A raíz de lo que sucedió en 2009 renuncié a la diputación y no participé en las generales. Con el retorno de Mel Zelaya a Honduras fundamos el Partido Libertad y Refundación (Libre), en el cual fui electo diputado de 2013 a 2017, con el mayor número de electores. No digo el más votado porque se oye muy feo. En este último proceso volví a ser electo.
Sí, porque a pesar de que Toñito Rivera era el candidato a la alcaldía de San Pedro Sula por la Alianza en representación de Libre, él se empeñó en balancear su influencia a favor de Fátima Mena, quien era candidata independiente, solo porque había pertenecido al partido que Nasralla había perdido. Con ella también tuvimos divergencias.
Todavía no porque a pesar de que fue ella la que me agredió nunca se ha acercado a pedirme disculpas, ella está obligada a hacerlo.
Una vez que me tirotearon estando como reportero y presentador de canal Seis. Sufrí un atentado en la 13 calle, entre la primera y tercera avenida, cerca de Giacoman. Me hicieron una herida en el cuello y el tiro me salió por la espalda.
Nunca las autoridades se preocuparon por averiguar. Después de 14 años, no hay ningún resultado de las investigaciones. De lo que estoy seguro es que fue por mi trabajo periodístico, por las denuncias que hacía de la criminalidad en la ciudad.
Es bien difícil mezclar fútbol con política. Soy antiolimpista como institución, pero no estoy en contra de ninguno de sus miembros. Igualmente, no comulgo con el Partido Nacional como estructura porque soy enemigo de cómo maneja la política, pero al interior de la institución no soy enemigo de alguno de sus simpatizantes.
No me cae mal el Marathón porque igual que el España es equipo de mi ciudad. Ese antagonismo ha sido creado por personas que no han sabido responder a los intereses de San Pedro Sula. La rivalidad debería ser para demostrar quién es mejor en la cancha, no en las graderías.
En varias ocasiones hubo reyertas dentro del estadio. En honor a la verdad, sí participé, pero ya no me involucro en este tipo de actividades. No puedo borrar esa historia con el codo. En el Congreso también participé en peleas a los puños, nada de besos y abrazos, más que todo con gente del Partido Nacional.
Los que yo quisiera que descendieran... no va a ocurrir porque sus padrinos son tan poderosos que controlan a la Liga Nacional y la Fenafuth.
Yo soy estandard, lo que me pongan, menos otro tipo de drogas.
El problema es que nosotros vivimos en barrios donde ellos viven y no podemos obviar compartir de alguna forma con ellos. Una cosa es vincularme directamente con militantes de una mara y otra es que compartamos el mismo barrio. En el caso mío, yo vivo en Chamelecón, donde también están ellos.
Sigo creyendo que Mel Zelaya es un hombre respetado por las bases y la dirigencia de Libre. En algunas cosas, yo he tenido divergencia con él, pero él siempre ha sido bien ponderado para tratarme. En alguna vez hemos seguido líneas partidarias de Libre al interior del Congreso Nacional. Han sido más las afinidades que las divergencias.
He introducido más de 40, pero todas han sido engavetadas porque van en contra de los intereses del Gobierno de turno.
Socialismo del siglo XXI, pues es en el que están enmarcados los principios y la doctrina del Partido Libre.
Mi mayor logro estando allí fue haber transmitido por 15 días consecutivos lo ocurrido con el Mitch. Fui el primer hondureño en anunciar que venía esta catástrofe.
Soy romántico y enamorado, no soy aburrido, sino más bien alegre. Soy un hombre socialmente identificado, pero muy temperamental porque no me dejo mangonear.