La aprobación en Estados Unidos de la comercialización de la llamada 'viagra femenina' ha sido muy celebrada por las organizaciones feministas, aunque genera desconfianza entre parte de la comunidad médica.
La Organización Nacional para las Mujeres (NOW) aplaudieron la decisión, y su presidenta, Terry O'Neill, celebró que la FDA hubiese hecho 'lo correcto' al aprobar el primer tratamiento médico para 'la queja sexual más habitual de las mujeres'.
Estas son las cosas que debe conocer sobre el medicamento.
¿Cómo funciona?
La flibanserina, que se comercializará como Adyyi, actúa sobre los receptores de serotonina 5-HT1A y 5-HT2A. Consecuentemente, de manera directa e indirecta, modula sustancias como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina en el cerebro, que se vinculan con los estímulos sexuales. Se dice que activaría la dopamina y frenaría un poco la acción de la serotonina, produciendo un aumento de la actividad neuronal en los centros del cerebro que promueven la libido.
¿Para quiénes va?
En el 2009, investigadores de las universidades de Carolina del Norte y Ottawa trabajaban en esta molécula como antidepresivo, pero sugirieron que podría ser eficaz para tratar la libido baja en las mujeres.
Desde entonces se propusieron profundizar en sus efectos y con el apelativo de ‘píldora rosada’ se presentó ante la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, su sigla en inglés) como el primer medicamento para estimular el deseo sexual femenino. El organismo había negado su aprobación en dos oportunidades; esta semana, finalmente aprobó su venta en Estados Unidos.
¿efectos secundarios?
Los efectos secundarios de Addyi (principales responsables de que se atrasase su aprobación) son posibles desmayos y disminución de la presión arterial, riesgos que aumentan con el consumo de alcohol y con el uso de otros medicamentos que interfieren con la descomposición la flibanserina en el organismo.
¿salida al mercado?
Sobre su potencial costo hasta ahora solo hay cálculos, pero se estima que el valor del tratamiento mensual podría rondar hasta los 80 dólares.
¿Para los hombres también?
¿con drogas y alcohol?
¿hay oposición?
En la comunidad científica la aprobación del fármaco no ha sido tan bien recibida como entre los colectivos feministas, y son numerosos los médicos y farmacólogos que ponen en duda no ya sólo los efectos del medicamento, sino la propia naturaleza del supuesto desorden sexual.
'No existe una norma establecida científicamente para la actividad y deseos sexuales y no hay pruebas de que el desorden de deseo sexual hipoactivo (al que va dirigido Addyi) sea una condición médica', explicó a Efe la profesora asociada de Farmacología de la Universidad de Georgetown Adriane Fugh-Berman.
'El desorden de deseo sexual hipoactivo es un típico ejemplo de un problema que fue patrocinado por la industria para preparar el mercado para un tratamiento específico', remachó la doctora.
Fugh-Berman publicó en junio (dos meses antes de que Addyi fuese aprobada), junto a dos de sus colegas Antonie Meixel y Elena Yanchar un artículo en el 'Journal of Medical Ethics' titulado 'Desorden de deseo sexual hipoactivo: inventando una enfermedad para vender libido'.
En él, las investigadoras acusan al desorden de deseo sexual hipoactivo de formar parte de una técnica de márketing en la que las compañías desarrollan las enfermedades al mismo tiempo que las medicinas.
los fabricantes