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Catorce inolvidables horas en Río de Janeiro

  • 27 septiembre 2014 /

El recorrido impresionante que ofrece Río de Janeiro, puede separarlo en segmentos de tiempo.

Río de Janeiro, Brasil.

Son trillados, sí, todos tienen la foto, sí. Es imprescindible visitarlos: por supuesto. Este recorrido fugaz por la ciudad funciona bien ya sea para quien tiene una visita apurada o para tachar de la lista los obligatorios de Río y luego ya permanecer tranquilos en la playa tomando caipirinhas.


Foto: La Prensa

Maravillosa vista del Cristo Redentor.
De 10:00 am a 12:30 md

El jorobado

'Jorobado', eso significa literalmente Corcovado, uno de los morros que vigila Río de Janeiro, desde 710 metros de altura. Más importante que tomarse la foto de brazos extendidos junto al Cristo Redentor resulta apreciar el paisaje del Parque Nacional de Tijuca, lo cual se puede hacer al menos de tres maneras: caminando por senderos hasta la cima, viajando en un tren eléctrico donde casi siempre se montan músicos a tocar samba, o escalando en piedra por alguna de las más de 40 rutas definidas, unas más empinadas que otras.

El tren ida y vuelta cuesta 50 reales (277 pesos) para adultos, 25 (138) para personas de entre 6 y 11 años o mayores de 60 y gratis para menores de 6 años. Para hacer las rutas a pie hay que pagar 32 reales (177) en temporada alta y 22 (122) en baja. Ambas incluyen acceso al Cristo.

Toma nota: Las instalaciones no se prestan para sillas de ruedas, aunque sí hay escaleras eléctricas y elevadores en el monumento, para quien no pueda caminar mucho.


12:30 md a 3:30 pm

La mejor bahía

Mientras que el Corcovado ofrece vistas de la ciudad y Tijuca, el Pan de Azúcar y el Morro da Urca son perfectos para ver las playas y la bahía. Y lo mejor es que para subir no hay que sudar ni una gota, ya que el célebre y centenario Bondinho, el teleférico consentido de la ciudad, hará toda la labor por 62 reales (345 pesos) y por la mitad para personas entre 6 y 21 años, menores de 6 entran gratis.

El teleférico para primero en el Morro da Urca, que se caracteriza por tener conciertos musicales, ferias de comida y películas al aire libre en una gran explanada, auditorio. La segunda parada se realiza en la cima del Pan de Azúcar, desde donde se toman las mejores fotos de las playas de Río.

Por la longevidad de este teleférico, también es una atracción histórica, e incluso tienen una muestra de las antiguas generaciones de bondinhos, así como esculturas de tamaño real de los responsables de la implementación de este transporte que en promedio mueve 2 mil 500 personas al día.

Toma nota: El Espaço Bahía de Guanabara ofrece gastronomía representativa de la ciudad, la cual se disfruta con una gran vista desde el Morro da Urca.

Foto: La Prensa

Puede llevarse a casa hermosas artesanías.
3:30 pm 7:30 pm

Por un gran recuerdito

El barrio de Santa Teresa exhibe la arquitectura colonial de Brasil, pero mezclada con un ambiente bohemio que han traído los artistas que en las últimas décadas se han mudado. Al llegar en tranvía, desde el centro, se observa el cambio en las construcciones, que aunque están un poco deterioradas, llaman la atención por coloridas, así como las personas que caminan lento por estas calles de subidas y bajadas.

Galerías, tienditas, restaurantes, bares y cafés llenan los viejos edificios de la zona. Es como una pequeña urbe de artistas dentro de la gran ciudad de playa y naturaleza.

La playa de Copacabana está a 15 minutos en auto, así que quien ande por allá en un día nublado mejor deberá escapar a este barrio y alternar el ambiente, un cambio total de espíritu a sólo 10 kilómetros.

Toma nota: El hospedaje en la zona también difiere de los grandes hoteles playeros: la oferta es de pequeños hostales, casas de huéspedes y hoteles boutique.


7:30 pm 11:59 pm

A mover las piernas

Hay lugares típicos de samba, ocultos en los barrios y con un sabor tan local que sólo se puede llegar a través de algún conocido. Río Scenarium definitivamente no es uno de ellos, pero funciona muy bien para entender el modus fiestero brasileño. Sí es caro y para fuereños, pero no ofrece un panorama estereotipado del Brasil, prueba de ello es que muchos de los turistas son brasileños de otras partes del país.

La música en vivo anima el ambiente con cantantes reconocidos: ni un segundo la pista queda vacía. El menú logra complacer hasta a los paladares locales. Y, desde luego, no faltan las caipirinhas ni otras bebidas con los ingredientes primordiales: cachaza y maracuyá.

Entre turistas nacionales, internacionales y otros muchos cariocas, se pueden pasar las horas hasta entrada la madrugada, así que la media noche se puede ignorar.

Toma nota: A la entrada (tanto aquí como en otros bares en Brasil) se entrega una hoja donde se registran los consumos para cobrar al final, funciona como pase de salida, por lo que hay una buena multa para quien la pierde.

Foto: La Prensa

El turista puede aprovechar a tomar su fotografía favorita.