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Wall Street se ajusta a las reglas de Washington

  • 21 julio 2014 /

Cuatro años después de la pro­mulgación de la ley financiera co­nocida como Dodd-Frank en Esta­dos Unidos, el aparato regulador de Washington ha provocado cambios fundamentales en Wall Street.

Nueva York, Estados Unidos.

Cuatro años después de la pro­mulgación de la ley financiera co­nocida como Dodd-Frank en Esta­dos Unidos, el aparato regulador de Washington ha provocado cambios fundamentales en Wall Street.

Los bancos se están deshacien­do de líneas de negocios rentables, se retiran del mercado de financia­ción a corto plazo, cortan lazos con operaciones que podrían atraer un mayor escrutinio de los regulado­res y levantan defensas para afron­tar crisis futuras. Si bien sus ganan­cias se mantienen al alza conforme recortan costos y reducen los fondos destinados a cubrir posibles pérdi­das futuras, su motor de ganancias tradicional —el corretaje— mues­tra señales de debilitamiento, en momentos en que se alejan de al­gunas actividades ante la presión regulatoria.

La semana pasada, Goldman Sa­chs Group Inc. anunció que recortó US$56.000 millones, o cerca de 6%, de su balance durante el segundo trimestre, la mayor reducción con respecto a los tres meses previos desde el punto más álgido de la cri­sis financiera. Su director financiero, Harvey Schwartz, dijo que el banco de inversión avanza “de forma pre­ventiva para cumplir con aconteci­mientos regulatorios”, incluido el proceso anual de “pruebas de re­sistencia” de la Reserva Federal, en el cual los bancos deben demostrar que pueden capear épocas económi­cas difíciles.

Morgan Stanley ha eliminado un tercio de sus activos desde la crisis de 2008, reducido su operación de corretaje de renta fija y aumenta­do su enfoque en la gestión de pa­trimonio, donde las firmas cobran honorarios de inversionistas parti­culares en lugar de poner en riesgo sus balances invirtiendo su propio dinero, otorgando préstamos y reali­zando operaciones. Citigroup Inc. se ha desprendido de casi US$700.000 millones en activos no esenciales, in­cluidos más de 60 negocios, y hace poco indicó que vendería sus filiales de consumo en España y Grecia.

En tanto, Bank of America Corp. ha vendido más de US$70.000 mi­llones en negocios y otros activos desde 2010, incluidos los que exi­gían que el banco mantuviera una gran cantidad de capital como ga­rantía. También ha eliminado 746 entidades legales, una reducción de 36% desde el final de 2009. Entre los activos que recortó hay inver­siones de private equity, algunos negocios de tarjetas de crédito y una gran parte de su división hi­potecaria.

“La ley Dodd-Frank sin dudas catalizó grandes cantidades de simplificación y estamos avan­zando mucho más allá a través de nuestras propias iniciativas”, afir­ma James Mahoney, un vocero de Bank of America.

Los reguladores bancarios se­ñalan los cambios en Wall Street como evidencia de que sus esfuer­zos por eliminar el riesgo del siste­ma financiero están funcionando. “Realmente, estamos en un lugar sustancialmente distinto, y un lu­gar mucho mejor”, sostiene Tho­mas Curry, contralor de la mone­da de EE.UU.

Sin embargo, las medidas de los bancos no alcanzan para despejar los temores de algunas autoridades y legisladores sobre la continua vul­nerabilidad de la economía en gene­ral al potencial colapso de una firma financiera de gran tamaño e inter­conectada. Los bancos se están vol­cando más al riesgo conforme inten­tan compensar el débil crecimiento económico, las bajísimas tasas de interés y los mayores costos para adaptarse a las regulaciones, aun­que sus apetitos siguen siendo más moderados que en las épocas pre­vias a la crisis.

Los préstamos apalancados sin­dicados en EE.UU. ascendieron a US$1,244 billones (millones de mi­llones) en volumen de acuerdos en 2013, frente a US$893 millones en 2012 y US$1,191 billones en 2007, an­tes de la crisis, según datos de Dea­logic. Los bancos otorgan gran par­te de estos préstamos para financiar compras apalancadas.

El presidente estadounidense, Barack Obama, avivó el debate este mes, al decir que las autoridades de­ben considerar la implementación de más cambios para asegurar que el sistema bancario “haga lo que debe hacer para que crezca la economía real, pero no una situación en la que sigamos viendo que muchos de estos bancos asumen grandes riesgos”.

Legisladores de los dos gran­des partidos estadounidenses si­guen convencidos de que hacen falta más medidas drásticas para terminar con el problema de las en­tidades “demasiado grandes para quebrar”, o los bancos que tienen tal tamaño y están tan interconec­tados que el gobierno necesitaría rescatarlos para no correr el ries­go de que provoquen un colapso del sistema financiero en general. Las propuestas legislativas inclu­yen dividir grandes bancos, elevar aún más los requisitos de capital e imponer un gravamen a las mayo­res firmas financieras.

Analistas y banqueros de Wall Street sostienen que Washington se arriesga a imponer demasiadas reglas adicionales, que podrían obligar a las firmas a retirarse de actividades clave como los présta­mos, que ayudan a impulsar el cre­cimiento económico.

Entre los mayores 25 bancos co­merciales de EE.UU., los créditos aumentaron casi 2% en junio fren­te a un año antes, según un análi­sis realizado por SNL Financial en base a datos de la Fed.
Los grandes bancos ya se están marginando de uno de los princi­pales motores de financiación de Wall Street: el mercado de recom­pra, o “repo”, donde firmas e inver­sionistas intercambian valores por billones de dólares en préstamos a corto plazo. Algunos de los motivos son una nueva relación de apalan­camiento que exige que los grandes bancos conserven capital extra con­tra todos los activos en sus libros, no sólo los que se consideran ries­gosos. Esto dificulta obtener ganan­cias en lo que antes de la crisis ya era un negocio de bajos márgenes y alto volumen, señalan banqueros y analistas.