26/04/2024
12:56 AM

'Hicimos todo a nuestro alcance; pero no lo logramos”

Esteban Estrada, líder de mineros de El Corpus, dice que pararon la búsqueda porque seguir era exponer más vidas.

El Corpus, Choluteca, Honduras.

No puede ocultar el dolor de aceptar que la misión no se cumplió. Las agotadoras jornadas de búsqueda propiciaban esperanzas y llevaron a muchos a creer en un milagro.

Los mineros de El Corpues, Choluteca, libraron una difícil batalla en la que al final se rindieron, pero lo hicieron con honor, porque durante estos 10 días se entregaron con alma, vida y corazón.

Esteban Estrada se convirtió en el líder del grupo que coordinó los equipos que cada dos horas ingresaban a los túneles para llegar hasta el punto adonde detectaron que quedaron atrapados los ocho mineros. El proceso de búsqueda iba viento en popa hasta que toparon con una piedra de unas seis toneladas. Los mineros comprendieron que quitarla significaba sepultar más vidas y no les quedó más remedio que desistir de buscarlos.

Estrada comparte con LA PRENSA lo que pasó durante esos días y noches de trabajo para buscar a los mineros en San Juan Arriba.

-¿Qué pasó durante estos días de búsqueda?

Para serle sincero fueron días duros. Quiero agarrar fuerzas, pero a veces no puedo. Nosotros salimos de nuestras casas a buscar el pan de cada día y no sabemos si regresaremos o no. Las familias pueden están contentas porque luchamos. No se imagina la responsabilidad que yo tenía cuando me soné el pecho y dije continúo con mi gente. Estábamos dispuestos a todo. La gente nos apoyó, pero anoche a las ocho de la noche yo les dije hay mucho peligro y no podemos continuar. Pensaba que podíamos perder más trabajadores y tener mayores problemas.

-¿Permaneció usted a tiempo completo en la zona donde hacían las excavaciones?

Casi todo el tiempo, solo iba un rato a la casa, unas dos horas, porque tenía una gran responsabilidad en este proceso y no quería que un trabajador se golpeara. El mundo entero debe valorar lo que nosotros hemos hecho y le pido al presidente de Honduras que cumpla lo que nos ha prometido y que sea pronto que venga la ayuda.

- ¿Fue fácil tomar la decisión de abandonar la búsqueda de los ocho mineros?

No, no fue fácil. La tomamos porque el peligro era inminente, y por eso les dije que no íbamos a arriesgar más vidas. Por eso les pido a mis compañeros paciencia, me duele saber que quedaron adentro. No podemos más, Dios nos indicó hasta donde íbamos a llegar, pero ante el peligro no puedo asumir esta responsabilidad. Conforme escarbamos vimos que se iba debilitando la zona y los riesgos podían costarnos la vida de más trabajadores y eso no lo iba a permitir.

-¿Cuántas veces ingresó usted a los túneles?

Durante los nueve días entramos como 15 veces, no abandonamos a los compañeros, siempre estuvimos dispuestos a sacrificarnos para entregarles a las familias los restos de los ocho mineros, pero no lo logramos.

-Sus compañeros mencionan que usted recibió un cheque del Gobierno para detener la búsqueda, ¿es cierto?

Le voy a decir una cosa, así me lo pongan en la mesa no lo voy a aceptar porque ese cerro nos da de comer a todos, si ellos me eligieron a mí como un líder es porque confían en mí y no los voy a traicionar. Puede venir cualquier compañía y no los voy a dejar. Es injusto que piensen que pude venderme a cambio de la lealtad a los míos.

-¿Qué va a pasar ahora si los mineros se han dividido?

Yo le dejo todo a Dios. Primero es mi gente que 20,000 pesos que me puedan ofrecer. No vamos a dejar que se dividan, hemos estado unidos y así debemos continuar. Yo sé que están alterados, pero van a entender que las cosas no son como las piensan.

-¿Quién les comunicó a las familias que no iban a seguir excavando?

En ese momento yo asumí el duro momento. Tuve que agarrar fuerzas y les dije a los familiares que nosotros hicimos mucho, nos sacrificamos y ellos tendrán que comprenderlo. De mi parte queríamos sacarlos, pero no podía, no saben cómo luchamos. Solo nos queda dar gracias a Dios porque se tomó la decisión a tiempo, si hubiéramos esperado más, el cerro podría ceder y eso era lo que no queríamos. No se podían exponer más vidas.

-¿Ha logrado dormir estos días?

No, he estado despierto, atento a lo que ocurría porque quien más tenía la responsabilidad de toda esta labor era yo, por eso era imposible mantenerme tranquilo, lo que más quería era comunicarles a las familias que los encontrábamos, pero no fue así. Desde que les dije a los del Gobierno que los íbamos a encontrar, tenía un reto, siempre tuve fe en Dios y espero que me comprendan, quise alargar el tiempo, teníamos esperanzas de hallarlos, pero no se pudo, la misión no se cumplió. Yo le digo al mundo entero que todos cometemos errores y si el Gobierno dijo que se marchara Copeco, fue por el peligro que se presentaba.

-¿Cómo lo marca esta tragedia?

Qué decirle, si todos éramos amigos, el sufrimiento no solo fue de las familias, sino de nosotros también. Y tenemos que salir adelante. A ellos Dios los tiene en el cielo, así que solo queda continuar, tenemos un futuro por delante y familias que mantener, así que con dolor solo queda recordarlos y seguir. Ojalá valoren que los más pobrecitos tenemos el coraje y la valentía, por así decirlo, para encontrarlos; pero cuando se tomó la decisión, la tomamos todos y todos somos un solo pueblo.

-¿Confió siempre en encontrarlos?

Sí, Dios me ponía en el corazón que los encontraríamos, pero cada día las esperanzas fueron menos y lamento que no lo lográramos. Yo también sufro, hay familias que quedan destrozadas, pero no podíamos hacer más, la mina los dejó enterrados por siempre.

Juan Antonio López: “No nos cansamos, queríamos seguir”

Este joven de 23 años originario de Agua Fría nunca dudó en formar parte de las cuadrillas que cada dos horas bajaban por el túnel hasta llegar a las dos chimeneas donde suponían que estaban los ocho mineros. “He estado desde el miércoles en la mina, todos los días hacía hasta tres turnos de hora y media al día con el afán de encontrarlos. Yo cada día miraba que avanzábamos. No sabe cómo le poníamos ganas porque queríamos hallarlos. Para mí fue una desilusión que dijeran que ya no se continuaba buscando. Desde que empezamos a trabajar nos pusimos la meta de hallarlos, pero estas decisiones desmoralizan. Nosotros no nos cansamos, queríamos seguir, continuar y encontrarlos”.

Noel Mondragón: “Si se quita la piedra, se viene todo”

Por nueve días, este joven del municipio de Concepción de María se enlistó como voluntario en la búsqueda pese a que no conocía a los mineros. “Se estaba derrumbando adentro, caían piedras, es peligroso. Si se quita la piedra, se viene todo. Después de la piedra están los ocho, se ven donde están los sacos, y las moscas salen de allí. Pero hay peligro, el olor es tan fuerte que da dolor de cabeza. Aguantamos solo hora y media. En el último turno que hicimos fue cuando descubrimos el área donde estaban las “puchas” (sacos de broza). Se encontraron solo las herramientas nada más, el jueves a las ocho de la noche nos dijeron que dejáramos de buscarlos”, explicó el voluntario.

Francisco Hernández: “Turnábamos día y noche”

Con sumo pesar, este minero relata lo que vivió estos días en la mina de San Juan Arriba. “Venimos de otra aldea, ingresamos varias veces a los túneles. Sentimos pesar, uno cuando está en ese percance imagina lo que pasaron los compañeros de trabajo, fue un accidente que los dejó soterrados, fue una muerte lamentable. Se trabajó lo más que se pudo y no pudimos. Solo dormíamos a ratitos, turnábamos día y noche. Da pesar porque todos somos seres humanos. Yo nunca había venido a trabajar, pero colaboraba, solo quería ser solidario, sentí coraje de venir a ayudar porque dijeron que la gente era poca y que se cansaban. Yo solo era un voluntario, y así había muchos más”.