26/04/2024
08:29 PM

La mejor estudiante de Honduras sueña con ser cardióloga

Marcela Miralda, estudiante de secundaria de Yoro, fue premiada por tener el 100% de índice del país.

Yoro, Honduras.

La vida le ha enseñado que para lograr una meta se necesita coraje, esfuerzo y humildad.

Aunque desde su nacimiento el destino se empeñó en llenar su vida de obstáculos, ella ha logrado convertirlos en sólidos escalones que le sirven de impulso para llegar a su meta: ser una profesional de la medicina con especialidad en cardiología.

Se trata de la joven Ángela Marcela Miralda, premiada recientemente como la mejor estudiante del país con un índice académico de 100%.

Miralda estudia el tercer año de Educación Comercial en el instituto Santa Cruz del Oro de la cabecera departamental de Yoro, en donde durante los últimos tres años se ha destacado por su excelencia académica y deseo de ayudar a los demás.

Las autoridades del centro educativo, sus maestros y compañeros se muestran orgullosos de ella y la describen como un ejemplo a seguir, una joven humilde que siempre está dispuesta a colaborar en lo que sea necesario para el bienestar de los demás.

“Ella es una persona extraordinaria, cuando le di clases siempre estuvo dispuesta a ayudar; no se ha quedado con sus conocimientos sino que los utiliza para hacer círculos de estudio, para orientar a sus compañeros y que se superen en sus calificaciones”, expresa la maestra Donnis Soriano.

Una niñez difícil

Apenas tenía 40 días de nacida cuando comenzó a enfrentar los problemas de la vida.

Su madre decidió entregarla a su abuela María Azucena García por razones que ella prefiere no mencionar.

“Es difícil saber esa realidad, pero ahora le doy gracias a Dios por esa decisión, porque mi abuela fue la mejor madre del mundo. Siempre estuvo cuidándome y me dio todo lo que necesitaba a pesar de la difícil situación económica que enfrentaba”.

Creció en una remota aldea conocida como Las Quebradas. Relata que para poder estudiar su primaria debía caminar durante 40 minutos para llegar a la escuela más cercana.

“La escuela era unidocente y por esa razón las clases se volvían incómodas, ya que el maestro debía dar clases a los seis grados”.

Pese a la situación económica que enfrentaban sus abuelos, Marcela siempre tuvo lo necesario para asistir a clases. “Mi abuela se preocupaba por comprarme los cuadernos y todos los útiles escolares”.

A los 12 años de edad, la joven tuvo que trasladarse al casco urbano del municipio para poder cursar el ciclo común.

Lo más difícil para ella fue dejar a su ángel guardián (su abuela) e irse a vivir con su madre biológica.

“Solo pude vivir un año con ella porque no llevábamos una buena relación, así que me fui a vivir con una tía”.

La joven comenzó a experimentar serias necesidades económicas.

“Muchas veces no tenía para comprar lo que necesitaba para hacer los trabajos de artes plásticas, así que me las ingeniaba para ayudarle a mis compañeros con las tareas y ellos a cambio me daban de sus materiales”.

Un cambio de actitud

La joven reconoce que no siempre fue una alumna brillante. “Era una estudiante promedio, mis notas eran con un índice máximo de 90% y en ocasiones mucho más bajas”.

Pero un día recibió el golpe más duro de su vida que la impulsaría a buscar un cambio más positivo: Su amada abuela falleció de un ataque al corazón.

“Con la muerte de mi abuela sentí que me quedaba sola y pensé que si no era yo quien luchaba por mi vida y por salir adelante nadie más se preocuparía por mí, entonces decidí, con la confianza puesta en Dios, lograr buenas notas para obtener una beca de estudios que me permitiera culminar mi carrera”. Fue así como las notas de Marcela comenzaron a mejorar al grado de llegar a convertirse en la estudiante estrella de la institución y durante los últimos tres años ha mantenido el 100% en su índice académico.

El pasado 11 de junio viajó a Tegucigalpa para participar en la ceremonia de premiación a los estudiantes con excelencia académica de todo el país.

Marcela logró destacar como la mejor entre los 18 representantes de los departamentos.

El premio lo recibió de manos del presidente Juan Orlando Hernández y la primera dama Ana de Hernández.

“Nunca esperé que me premiaran como la mejor estudiante del país, yo me he esforzado solo para conseguir mi sueño y lograr una beca, pero jamás me imaginé que llegaría tan lejos. Siento que solo estaba cumpliendo con mi obligación”. Marcela agradece a los representantes de la oficina de Gobernación de Yoro, quienes suplieron todos los gastos del viaje para que pudiera recibir el premio Oro a la Excelencia Académica, Padre José Trinidad Reyes.

“En el momento en que me entregaron el premio solo sentí mucha felicidad y un profundo agradecimiento hacia Dios”.

Motivaciones

Cada meta que la joven estudiante se ha propuesto tiene una motivación especial.

“Sueño con ser doctora, porque desde pequeña veía a mi abuela sufrir a causa de todas las enfermedades que la aquejaban y me sentía impotente por no saber qué medicamentos la podían sanar”.

Pero sus sueños van más allá de convertirse en una profesional de la medicina. Espera obtener una plaza en la Secretaría de Salud y abrir una clínica pública para ayudar a las personas de escasos recursos económicos.

“Quiero ayudar a los niños y ancianos que están en la calle y también a todas aquellas personas que tienen muchas necesidades y que nadie les brinda apoyo”.

Esos mismos deseos la llevaron a escribirle una carta al presidente Juan Orlando Hernández.