Llegó con tan solo 12 años gracias a la invitación de la maestra y directora Flor Alvergue.
Jugando fútbol en las orillas del bordo de la colonia Juan Lindo, fue como la maestra lo vio por primera vez y lo invitó a él y a otros niños más a aprender este arte.
Andrés no tenía conocimiento acerca del ballet y del tap, pero una vez que recibió la primera clase se dio cuenta que había descubierto su pasión.
“Recuerdo que mi maestra de tap, Andrea Alvergue, comenzó a enseñarme unos pasos y yo los repetí fácilmente. Ella quedó asombrada, y yo aún más, porque me encantó”.
A pesar de ser un niño de escasos recursos y de no conocer sobre este baile, no desaprovechó la oportunidad que le presentaba la vida y esta academia de estudiar gratuitamente.
Pasión Pasó de practicar fútbol en las reservas del club Real España a bailar tap todas las tardes.
“Este baile me cautivó porque le permite al artista expresarse libremente a través de su cuerpo y crear arte”.
Comentó que muchas veces elegir el tap en lugar del fútbol no ha sido fácil por el estigma que existe en la sociedad sobre los hombres que bailan este género.
Incluso muchos de sus amigos le dejaron de hablar porque se avergonzaban de la decisión que había tomado.
“Hubo amigos y familiares que me decían: “Pareces loco”; “¿Estás matando cucarachas?”; “Te vas a hacer gay”. Esto, entre otras cosas”. Sin embargo hubo alguien que siempre lo alentó a seguir adelante, su abuela Vilma Alvarado, quien lo educó y recientemente falleció.
“Para mí, ella fue mi mamá y nunca olvidaré sus consejos. Me incitó a volver al tap cuando dejé el baile por un tiempo a causa de lo que la gente me decía”.
De momento ha tenido que dejar la carrera de ingeniería industrial por problemas económicos, pero desea continuar. |
Anhelo. Representar a Honduras en el extranjero es su mayor anhelo. En varias ocasiones ha estado a punto de lograrlo, pero no se ha concretado. En una ocasión estaba todo listo para viajar a Barcelona, pero se equivocaron con su apellido en el boleto de avión. “Esa vez lloré mucho, pero mi abuela siempre me arrancaba sonrisas”.
Para sus compañeros de trabajo y alumnos, Andrés es todo un ejemplo a seguir.
“Es un orgullo ver hasta dónde ha llegado. Andrés es un maestro dedicado y paciente. La disciplina y su pasión por el baile le tienen preparado muchas cosas buenas”, dijo Fernanda Melara, maestra de tap.
“Es un joven talentoso y muy ejemplar. Tiene un gran futuro en el tap”, dijo Flor Alvergue, directora de CCdanza.