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Estos son los secretos mejor guardados de la Mansión Playboy

  • 03 octubre 2017 /

Hugh Hefner organizaba las 'Noches Puercas' a las que asistían los personajes más exclusivos de la farándula estadounidense.

Redacción.

Excesos, droga y alcohol eran los protagonistas de las desenfrenadas 'Noches Puercas' que vivían los personajes más exclusivos de la farándula estadounidense dentro de las paredes de la mansión Playboy. Su anfitrión, Hugh Hefner, tenía preparadas toda clase de facilidades para que sus invitados cumplieran sus más salvajes fantasías en un ambiente discreto y liberal.

Para ello, utilizaba un séquito de hermosas mujeres dispuestas a todo para satisfacer a sus comensales, acompañadas de un ejército de complacientes sirvientes que se aseguraban que la experiencia fuese totalmente agradable.

Recientemente, el sirviente más cercano a Hefner reveló algunos de los secretos mejor guardados de la mansión del placer durante un diálogo al periódico The New York Post.

Stefan Tetenbaum fue el asistente personal de Hefner y ahora es un escultor que reside en California y dijo no haber sentido nada al enterarse de la muerte de Hefner.

'Comenzó siendo un innovador, un hombre liberal a favor del aboro, los derechos gays y la marihuana. Cuando se mudó a la Playboy Mansion se convitió en un sucio viejo rico más', dijo Tetenbaum quien era responsable de la comodida del creador del imperio Playboy.

Foto: La Prensa

Hugh Hefner y sus famosas conejitas.
Noches locas

Tetenbaum reveló que una de sus tareas era limpiar y esterilizar meticulosamente los juguetes sexuales de Hefner luego de ser utilizados. Dicha tarea era realizada en el sótano de la mansión y luego eran colocados en un compartimento secreto en el cuarto del magnate.

También contó que el creador de Playboy se limitaba a obervar desde su sillón las orgías que organizaba mientras disfrutaba de un puro de marihuana y saboreaba dulces de regaliz. Casi nunca tuvo sexo con las mujeres que visitaban su mansión.

Otra de las tareas del exasistente era el de escoltar a las mujeres hasta sus habitaciones ya que algunas no podían caminar debido a la intensidad de los actos sexuales que protagonizaban. Estas mujeres recibían bonos de Hefner en compensación por sus participaciones que muchas veces llegaban a dañar su integridad física.

Pero los comensales de Hefner no tenían privacidad al cien por ciento ya que en los respaldares de cada una de las camas en las que mantenían intimidad, estaban instaladas dos cámaras de video con las cuales se grababan los actos sexuales para luego ser utilizados por si alguien intentaba ponerlo en una situación comprometedora.

Según explica Tetenbaum, toda la propiedad estaba monitoreada y hasta las líneas telefónicas estaban intervenidas para controlar en su totalidad lo que pasaba dentro y fuera de la mansión.

El creador de Playboy era hipocondríaco y tenía un menú específico para cuando se sentía mal de salud: una Pepsi a una temperatura perfecta, sopa Campbell's de pollo con fideos y un paquete de chocolates M&Ms.

Pero lo más escandaloso de las confesiones de Tetenbaum es el maltrato que supuestamente recibían las conocidas conejitas, a quienes se les obligaba usar implantes y las que presentaban complicaciones por su uso, eran descartadas.

'No le importaban, para él las mujeres eran descartables', confesó Tetenbaum.

Tras la crisis del imperio Playboy con la irrupción de internet en el mundo de los contenidos eróticos, Hefner vendió el año pasado su mansión por 100 millones de dólares bajo la condición de poder residir en ella hasta su muerte, lastimosamente no pudo llevarse sus secretos a la tumba.