05/12/2025
12:10 AM

Cuba, huérfana del 'patriarca' Fidel, sigue el camino con Raúl Castro

Durante nueve días harán los homenajes al comandante cubano y líder del comunismo.

La Habana, Cuba

Con la muerte de Fidel Castro, los cubanos quedan huérfanos del que fue su líder y patriarca, además de un icono para la izquierda militante de todo el mundo; pero más allá del plano simbólico, la isla afronta ese cambio sin contratiempos, bajo la tutela de Raúl, que tiene bien trazado el rumbo a seguir.
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Cuba era Fidel Castro. Poco antes de la medianoche del viernes, la noticia de su muerte vació fiestas y vías, apagó sonrisas y paralizó a la isla que este sábado comenzó a vivir un duelo de nueve días.

'La muerte de Fidel fue un golpe muy duro para los cubanos, porque aquí muchos lo veían como un padre', declaró a la AFP Fermín Contrera, de 42 años, que recorría este sábado las calles de La Habana Vieja en su bicicleta taxi.

El presidente cubano Raúl Castro, hermano menor de Fidel, anunció sorpresivamente el deceso por televisión, cuando muchos bailaban, bebían, flirteaban, compartían en el muro del Malecón, a orillas del mar, o simplemente dormían.



'Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo y a los amigos de América y del mundo que hoy, 25 de noviembre, a las 10H29 horas de la noche falleció el Comandante en Jefe de la Revolución cubana Fidel Castro', dijo Raúl con voz templada.

Por muchos años la noticia falsa de la muerte de Fidel Castro puso los pelos de punta dentro y fuera de Cuba. Esta vez no fue ni siquiera un rumor: Fidel murió bajo absoluta reserva, probablemente en su casa de La Habana, el mismo año de su nonagésimo aniversario.

Hasta el anochecer de este sábado se desconocían públicamente las causas del deceso, apenas la voluntad del líder de ser cremado. Sus cenizas recorrerán casi toda la isla en una caravana que se extenderá por cuatro días y concluirá con la inhumación el 4 de diciembre en la ciudad de Santiago de Cuba (960 km al este de La Habana).

'Santiago está triste y callada', dijo por teléfono a la AFP la anciana Inés María Fariana, de 95 años, subrayando que los santiagueros se sienten 'honrados de que los restos del comandante en jefe descansen en esta ciudad', considerada la cuna de su Revolución.

Foto: La Prensa

Hay tristeza y luto en muchos seguidores del comandante.


Momentos críticos

Después de sobrevivir al colapso económico del Periodo Especial en los noventa, la Cuba revolucionaria vivió uno de sus momentos más críticos en 2006, cuando sorpresivamente Fidel Castro tuvo que apartarse del poder por una grave enfermedad, después de 47 años gobernando la isla con mano firme y férreos valores socialistas.

El relevo político a su hermano Raúl se hizo de manera suave, sin sobresaltos, y los que auguraron el fin de la Cuba castrista comprobaron con cierta estupefacción que el pequeño de los Castro, 'el eterno segundón', tenía claro hacia dónde dirigir el timón de la Revolución, una dirección que no va a torcerse mucho sin Fidel de cuerpo presente, según analistas consultados por Efe.

Raúl Castro ha sido mucho más reformista que Fidel, ha acometido cambios impensables en la era fidelista: apertura de un incipiente sector privado frente a la economía centralizada, captación de inversión extranjera frente a la nacionalización de empresas y el deshielo con Estados Unidos frente al azote contra el 'imperialismo yanqui' que encarnó el líder cubano.

'Cuba va a seguir el camino de las reformas económicas y una política exterior más aperturista que ha iniciado Raúl Castro. Él tiene claro por dónde pasa el futuro de la isla y los cambios que deben darse', aseveró a Efe el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.

Según este analista, la muerte Fidel puede servir de acicate para acelerar ciertos cambios que la isla requiere con urgencia y que Raúl mantenía al ralentí para eludir una confrontación seria con su hermano mayor, fallecido en la noche de 25 de noviembre.

'Raúl Castro era consciente de que estaba haciendo cosas que no gustaban a su hermano y no quería violentarlo más. El mismo reconoció en el último Congreso del Partido Comunista que había dos partidos, el que le apoya a él, más reformista, y el que apoyaba a su hermano, ejemplo para los sectores más duros', explicó.

La desaparición física de Fidel Castro, emblema de los comunistas más recalcitrantes, por un lado; y la elección del controvertido Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, labran el terreno adecuado para que Raúl pise el acelerador de las reformas como le exigen muchos cubanos.

En sus últimas reflexiones, cada vez más esporádicas, Fidel Castro nunca ocultó su malestar por la nueva relación de Cuba con los Estados Unidos 'capitalistas e imperialistas', némesis de la Revolución.

Tardó más de un mes en reaccionar al anuncio del restablecimiento de relaciones entre ambos países de diciembre de 2014 con un artículo en el que dejaba claro que no se fiaba de EE.UU; y tras la histórica visita del presidente Barack Obama a la isla escribió con cierto tono de desdén que Cuba 'no necesita regalos del imperio'.

No obstante, Raúl Castro ha seguido la senda de la reconciliación y todavía mantiene un diálogo fluido con EE.UU. en diversas áreas, sin dejar de reclamar vehementemente el fin del bloqueo que ahoga su economía y a la espera ahora de ver qué intenciones tiene respecto a la isla un imprevisible Donald Trump.

'Tengo la esperanza de que Trump sea inteligente y vea que en Cuba el Gobierno tiene voluntad de avanzar. Las relaciones con la isla han caído bien a una amplio porcentaje de estadounidenses, salvo un pequeño grupo del exilio más anticastrista', apuntó a Efe el académico y miembro del Partido Comunista de Cuba Esteban Morales.

Para Morales, las posturas anticubanas de Trump respondieron a una estrategia electoral 'oportunista' de última hora para sumar voto entre el exilio y cuando llegue el momento actuará como hombre de negocios que es.

Las implicaciones de la muerte de Fidel dentro de la isla 'no serán traumáticas' ya que hace diez años que delegó el poder en su hermano menor y ese fue el 'tránsito más complicado, plagado de incertidumbres', vaticinó este militante comunista.

Según Morales, la muerte del comandante sí tiene 'una carga simbólica muy grande' porque él inició la andadura revolucionaria de la isla que dio como resultado 'el primer país libre e independiente de toda América, además de su innegable labor por la emancipación de los pueblos de África'.

Por ello, más que preguntarse qué pasará con Cuba sin Fidel, la incógnita reside en quién heredará el testigo de la octogenaria generación histórica de la Revolución a partir de 2018, cuando Raúl Castro tiene previsto abandonar la presidencia del país sin que haya un sustituto claro que convenza a la población.

Foto: La Prensa



Atípica quietud

De a poco, se hizo el silencio en la isla de la rumba y la bulla permanente. Los medios cubanos, que por iniciativa de Fidel pasaron, todos, a manos del Estado en los años sesenta, tardaron en replicar la noticia, pareciendo estar en shock, pero hacía el mediodía colmaron sus páginas digitales con artículos sobre Fidel.

En la escalinata de la Universidad de La Habana, decenas de estudiantes se reunieron en una atmósfera de recogimiento, con carteles en los que se leía 'Gracias por todo, Fidel!'.

Marco Antonio Díaz, un lavador de autos de 20 años, estaba en una fiesta cuando, de repente, se detuvo la música. 'Fidel murió', oyó decir. La fiesta terminó abruptamente. 'Regresé a casa y desperté a todo el mundo: Murió Fidel. Mi mamá quedó pasmada', contó a la AFP.

Irreductible adversario de Estados Unidos, tan amado como resistido, Fidel Castro delegó el poder a su hermano hace una década debido a una enfermedad intestinal que casi le cuesta la vida.

Fidel ya no mandaba, no al menos directamente, pero su tácita presencia recorría de extremo a extremo esta isla de 11,2 millones de habitantes, 70% de los cuales nacieron bajo su era, durante la que impuso un régimen de inspiración comunista que universalizó la salud y la educación gratuitas, pero que también castigó cualquier disidencia.

'Fidel fue ese amigo que en el momento difícil estuvo junto a mi familia, junto a mi padre, (e) hizo posible que yo volviera' a Cuba, declaró a la televisión cubana Elián González ('balserito'), centro hace 16 años en el centro de una espectacular escalada de tensiones entre Cuba y Estados Unidos por su custodia.

Durante su larga convalecencia Fidel Castro publicó artículos sobre el cambio climático, el riesgo nuclear o aparecía en fotos junto a personalidades mundiales que iban a visitarlo a su casa de retiro.

El 13 de agosto, cuando cumplió 90 años, apareció en un teatro en uno de los múltiples homenajes que recibió. Fue la última vez que se le vio en actividad.

En abril, en la clausura del Congreso del PCC, dejó un mensaje a modo de testamento: 'Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno'.

A Blanca Cabrera, un ama de casa de 56 años, la noticia la tomó por sorpresa. Apenas se repuso del impacto, salió al jardín de su casa a fumarse un cigarrillo. Todavía visiblemente nerviosa expresaba su pena.

'A uno le cuesta creer que Fidel se haya ido, pero tuvimos la dicha de que nos acompañara por muchos años. Eso alivia el dolor', dijo.

Para muchos cubanos, Fidel fue hasta el último momento un padre previsor.