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Timanfaya, el planeta Marte en la Tierra

  • 12 noviembre 2016 /

Más de un millón y medio de personas visitan cada año el Parque Nacional de Timanfaya, en la isla canaria de Lanzarote.

California, Estados Unidos

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha desplazado durante una semana hasta la pequeña isla española de Lanzarote a tres astronautas, Pedro Duque, Luca Parmitano y Matthias Maurer, y a una decena de científicos en un programa de entrenamiento destinado a preparar futuras misiones a Marte en aquellos lugares de la Tierra que más se parecen al Planeta Rojo.

“No hay ningún sitio en la Tierra que sea exactamente como Marte, ninguno. Ni siquiera como Marte fue en el pasado, pero sí existen lugares que nos permiten estudiar determinadas zonas, proponer algunos modelos científicos importantes para las futuras misiones y también probar nuestros instrumentos”, explica el geólogo español Jesús Martínez Frías, del Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense (IGEO), uno de los asesores del programa.

Miembro del equipo fundador del Centro de Astrobiología (CAB) de la Nasa en España, Martínez Frías ha dedicado gran parte de su carrera a buscar en la Tierra espacios que puedan servir, por analogía, para investigar condiciones como las que se pueden encontrar en la Luna, en Marte y en otros planetas y satélites del sistema solar. Además, coordina un programa específicamente orientado a investigar los parecidos entre Lanzarote y Marte.

“Marte es un planeta básicamente volcánico, en el que podemos ver los mismos tipos de basalto que tiene Lanzarote”, detalla este científico, que colabora en dos de las misiones de exploración del Planeta Rojo que están en marcha en este momento, la “Curiosity” de la Nasa y la “ExoMars” de la ESA, así como en el nuevo proyecto de la agencia estadounidense, la “Mars 2020”.

Foto: La Prensa

Científicos estudian los basaltos hallados en Marte porque se asemejan bastante a los de Lanzarote.
Durante su estancia en Lanzarote, los astronautas de la ESA han recorrido montañas y cráteres, campos de lava, tubos volcánicos y lagunas de costa generadas por antiguas explosiones freatomagnáticas, poniendo a prueba sus conocimientos de geología.

Como explica Pedro Duque, el objetivo era preparar un curso para astronautas a Marte, un programa que ayude a sus futuros exploradores a entender su geología, a saber dónde buscar rastros de agua y posibles indicios de vida actual o pasada y, sobre todo, a manejarse de forma autónoma, sin depender siempre de las instrucciones del control de la misión, que pueden tardar en llegar hasta 40 minutos (20 para el mensaje de ida y 20 para el de vuelta), según la distancia a la que se encuentren de la Tierra.

“Hay unas pocas zonas en la Tierra donde la actividad de los volcanes esté tan a la vista y en tan grande extensión como en Lanzarote. Y, sobre todo, donde no haya sido destruida por las otras fuerzas de la naturaleza. Lanzarote está como si el volcán hubiera hecho erupción ayer. Y así es más o menos como están las zonas volcánicas de la Luna y Marte, porque allí no hay ni viento ni lluvia, ni placas tectónicas subiendo y bajando”, relata Duque.

Foto: La Prensa

El equipo de los tres astronautas de la Agencia Espacial Europea en uno de los tubos de lava que existen en Timanfaya.
Geoparque mundial

Reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera y también como Geoparque Mundial, Lanzarote es una de las islas más antiguas de Canarias. Comenzó a emerger del fondo del Atlántico hace unos once millones de años, gracias auna sucesión de erupciones volcánicas que se prolongaron desde el Mioceno hasta hace solo 21,000 años, durante el momento de máximo frío de la última glaciación, cuando el descenso del nivel de los mares hizo que estuviera unida a Fuerteventura por algunos milenios.

Sin embargo, las erupciones que transformaron la isla en lo que se puede contemplar hoy ocurrieron mucho más recientemente, en el siglo XVII y, de ellas, dejó un preciso relato Andrés Lorenzo Curbelo, párroco en aquellos momentos de la localidad deYaiza. Al sur de la isla:

“El primero de septiembre (de 1730), entre las nueve y diez de la noche, la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya a dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diez y nueve días”.

Así comenzaron seis años seguidos de vulcanismo que sepultaron nueve pueblos enteros (Tingafa, Mancha Blanca, Las Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Plomos, Testeina y Rodeos) y que dejaron como legado las Montañas de Fuego.

Timanfaya conserva vivas las huellas de aquel cataclismo. El calor de magma todavía se nota allí muy cerca de la superficie, como demuestran cada día los guías del parque encendiendo paja seca con tan solo acercarla al fondo de algunos hoyos excavados en el suelo.

El equipo de la ESA recorrió buena parte del Parque Nacional estudiando minerales, identificando afloramientos y aprendiendo a tomar muestras y a saber qué cuentan las rocas.

Pero su trabajo no se ha limitado a Timanfaya, sino que los astronautas y sus asesores también visitaron el charco de los Clicos, en El Golfo, el volcán del Tinguatón (levantado por una erupción aún más reciente, de 1824) y el tubo de lava de la Corona, por el que corrieron ríos de roca fundida hace solo 25,000 años, en la última glaciación. EFE