28/04/2024
08:57 AM

Viejo sistema eléctrico atenta contra el centro penal de Ocotepeque

El Cuerpo de Bomberos advirtió que el alambrado cedió y por ello la amenaza es latente para los internos hondure;os que están hacinados.

Ocotepeque, Honduras.

La sobrepoblación es un problema que aqueja a todas las cárceles de Honduras, y el centro penal en Ocotepeque con capacidad instalada para 150 internos no es la excepción.

Aunque su sobrepoblación solo es de 38 reos, el mayor peligro lo representan las instalaciones eléctricas que amenazan con causar un cortocircuito que podría costar las vidas de los reclusos.

El presidio desde que fue construido mantiene el mismo tendido eléctrico. Un informe reciente del Cuerpo de bomberos en la ciudad, fue claro: se necesita de forma urgente cambiarlo porque ya no sirve.

El penal cuenta con cinco celdas para hombres con una capacidad para 30 reos y una para mujeres, fue acondicionada un área para 10 internas, en cada uno de esos módulos se evidencia lo obsoleto que está el sistema de electrificación.

A este problema se suman los apuros que a diario enfrentan para proveer la alimentación de los presidiarios. Desde hace seis , el Instituto Penitenciario ha tenido problemas para asignarles el presupuesto mensual y eso ha terminado en una crisis.

La situación ha obligado a que el director del establecimiento penitenciario busque opciones para paliar la falta de alimentos. Los proveedores desde febrero les cancelaron los créditos y ahora subsisten con la ayuda de los mismos internos y de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica en Ocotepeque, que no los ha abandonado.

“Son serios los problemas que enfrenta el penal, no solo es la energía eléctrica y el agua potable, la alimentación es algo crítico. Es una necesidad diaria y la feligresía ha tratado de paliar la situación, pero nos resulta imposible hacerlo de manera constante. La carga se siente y por eso hacemos el llamado al Gobierno para que tome cartas en este asunto”, explicó Jaime Mena, párroco de la Iglesia Católica en Ocotepeque.

Pese al serio problema que enfrentan con los alimentos no solo en el penal de Ocotepeque, sino en los 24 establecimientos penitenciarios del país, consideran que es un milagro que por ahora no se den amotinamientos como medio de protesta por la falta de fondos para darles los tres tiempos de comida.

Un recorrido

LA PRENSA visitó el establecimiento penitenciario. Los módulos, el área de recreación, la de educación, los cuartos para visita conyugal, la clínica médica y la improvisada cocina tienen el mismo problema: cables expuestos, sin ningún tipo de aislamiento, lo que crean una amenaza diaria para los internos.

“Ya nos advirtieron del peligro que corremos por lo viejo que está todo el cableado eléctrico, tenemos verdaderas telarañas peladas que provocan que constantemente se recalienten las líneas por la sobrecarga que hay en el sistema.

Esperamos que las autoridades hagan las gestiones para cambiar el sistema, porque de no hacerlo se corre un gran riesgo”, advirtió Gerardo Rivera, uno de los reclusos del penal.

En los módulos que albergan a más de 30, cada uno de los reos tiene conectado al sistema radios, televisores, planchas y estufas. El Cuerpo de Bomberos de Ocotepeque hace un mes hizo una inspección al penal.

“Se hizo un informe de la situación que observarmos, el sistema eléctrico ya colapsó y es un peligro latente que sumado al hacinamiento que hay por la sobrepoblación se puede originar una tragedia”, explicó Wilmer Cruz, comandante local del Cuerpo de Bomberos.

Como medida provisional, los bomberos de Ocotepeque han programado el desarrollo de un curso de primeros auxilios ante cualquier contingencia que se pueda presentar en el reclusorio.

“Pedimos a las autoridades que por favor nos ayuden, estamos presos, pagamos por un delito, pero eso no significa que se deben olvidar de nosotros. Esperamos que las medidas sean oportunas para evitar cualquier tragedia”, pidió José Wilman Marín, quien lleva ocho años recluido en el penal.

Necesidades

Otra de las deficiencias en el penal es la falta de atención médica, la consulta clínica se proporciona cada 15 días y carecen de un odontólogo que atienda la demanda de los reos.

Pese a las deficiencias, con donaciones las autoridades penitenciarias construyen una clínica para que se tengan las instalaciones adecuadas y eso facilite el apoyo para asignar un médico permanente que de lunes a viernes pueda atender a los presos.

“Buscamos opciones para que se tengan las condiciones que beneficien a los internos. A veces no resulta fácil, pero buscamos ayudas y apoyos que nos puedan suplir las necesidades y vamos caminando”, dijo Edy Aguirre, jefe del establecimiento penitenciario.

Como actividades de rehabilitación, los internos trabajan elaborando hamacas, reciben clases a través del programa Educatodos, donde hay 160 internos matriculados en el sistema. Además ejecutan proyectos piscícolas y agrícolas y esperan poner en marcha un proyecto de fabricación de bloques para generar ingresos.