28/04/2024
07:12 PM

Un trotamundos hondureño con bandera en mano  

Eduardo Pineda narra sus vivencias en 30 países.

Nueva York, Estados Unidos.

Un Phileas Fogg moderno, sin el apuro de tener que darle la vuelta al mundo en 80 días y con la distinción de llevar en la mano la bandera de cinco estrellas en cada aventura, es Eduardo Pineda (37), un joven hondureño cuyo deseo de conocer el mundo y mostrar en otros países la cultura nacional lo ha llevado a más de 30 naciones, en las cuales la enseña blanco y azul se ha convertido en un elemento esencial que le ha abierto las puertas para poder compartir con los lugareños lo mucho que Honduras tiene que ofrecerles.

“La iniciativa de portar la bandera de Honduras en cada viaje surgió en una visita que realicé a Dubái; en aquel momento lucía una camisa con los colores patrios. A la gente le llamó la atención y decidí que a partir de ese momento portaría nuestro emblema patrio en cada aventura. Empecé a buscar fotos de paisanos portándola y no miré muchos, así que se convirtió en un elemento primordial en cada visita que he realizado a partir de aquel momento”, indicó Pineda.

Nacido en El Mochito, criado en La Lima y asentado en San Pedro Sula, Pineda emigró a Estados Unidos en 1997. Este profesional de la carrera de Artes y Lenguas se confesó un loco enamorado de la cultura hondureña, la cual lleva en cada centímetro de su piel. Dice que poder comunicarse en cinco idiomas le ha permitido contarle al mundo acerca de la interminable belleza natural de Honduras y la riqueza en valores morales de sus habitantes.

“Bandera en mano he estado en países como Dinamarca, España, Italia, Francia, Alemania, Suecia, donde me he encontrado a muchas personas que no saben nada de nuestro país. Cuando encuentras a alguien que reconoce tu bandera en esas latitudes y te habla de Islas de la Bahía, Copán y otros lugares, te sientes muy orgulloso. Me tomo el tiempo de explicarles a quienes no nos conocen, comparto con ellos nuestra historia y les dejo claro que vengo de un país muy bonito y que les va gustar si lo visitan, así como me gusta a mí”, agregó el trotamundos hondureño.

Para Eduardo, la tediosa tarea de hacer maletas antes de cada viaje empieza al empacar sus audífonos, pasaporte y, por supuesto, su bandera hondureña, la cual mantiene a su alcance en todo momento por si toca tomarse una foto. Pese a que sus viajes tienen como objetivo principal aprender de otras culturas, él los define como una experiencia de doble vía, en la cual puede hablar sobre el país de cinco estrellas ubicado en el corazón de Centroamérica.

“Para mí es motivo de orgullo llegar a un país y decir que soy hondureño. Me gusta decirles que Honduras no es solo lo que escuchan en las noticias. Muchos de ellos solo saben que hay mucha violencia, pobreza y que San Pedro Sula es la ciudad más peligrosa del mundo. Me provoca placer transmitirles lo bueno de mi tierra y les explico que nos visiten porque no saben lo que se están perdiendo”.

Próximamente, la bandera hondureña visitará Francia, Emiratos Árabes, Omán, Bangladesh, Tailandia, Japón, Ecuador. Pineda sueña con llevar el símbolo patrio a la cima del Everest: “Sería muy lindo hacerlo y gritarlo. No sé si otro hondureño ha estado allí, pero yo llegaré con mi bandera. La Luna sería otra bonita opción. Veremos qué pasa”, comentó entre risas.

¿Cuáles son sus sitios favoritos en Honduras?

Me encantan Copán y su rica historia. Sin duda es uno de mis lugares favoritos. Hace poco estuve en las ruinas de Chichen Itzá (México) y no me gustó mucho, ya que había demasiado comercio por todos lados, muchas personas vendiendo chucherías, algo que no ves en las Ruinas de Copán. Ese sitio no se puede comparar con lo que tenemos, nada que ver. Me encantaría en mi próxima visita ir a la biosfera del río Plátano.


¿Qué es lo que más le gusta acerca de ser hondureño?
La razón por la que me gusta viajar mucho es porque hablo cinco idiomas (español, inglés, italiano, portugués, francés), lo que me permite hablar de Honduras con todas estas personas en su idioma. Eso me encanta; es una situación ideal, ya que practico estas lenguas y doy a conocer lo bello de mi país.

En mi trabajo he demostrado que los hondureños somos muy trabajadores, honrados, felices, leales. Así represento diariamente a mi patria. Me gusta cuando la gente dice que soy de Honduras y crean esa idea de que todos los hondureños somos así. Mi comportamiento les indica que de allá no solo salen cosas malas. Siento en el corazón que una persona positiva puede cambiar la percepción negativa que mucha gente tiene sobre nosotros y eso me alimenta, se ha convertido en una misión personal.