Dos años se cumplieron ayer del asesinato de Carlos David Pineda y su amigo Rafael Alejandro Castellanos, hijo de Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
Este martes, Aurora Rodríguez de Pineda junto a la rectora visitaron las tumbas de sus hijos para reflexionar y prometer que su lucha por la justicia no cesará.
A dos años de un lento y obstaculizado proceso de investigación todavía dos policías, Wilfredo Figueroa Velásquez y Carlos Geovanny Galeas, que participaron en el crimen, permanecen prófugos.
Otros cuatro, Santos Arnulfo Padilla, José Rubén Pozo López, Gabriel Donatilo Marcía Hernández y Wilson Roberto Córdova Rodríguez, están a la espera de sentencia.
Pese a que este es uno de los pocos crímenes que supuestamente son investigados, Pineda aseguró que no existen esperanzas para enjuiciar a los verdaderos culpables. “Eran los primordiales del caso, no han sido capturados ni son investigados ni están siendo perseguidos. Han querido darle protección a esta gente, seguramente ellos conocen cosas que se estaban haciendo dentro de la Policía”, cuestionó Pineda.
“Yo he conocido varias versiones y me han dicho que el oficial que estaba a cargo de la patrulla ya fue asesinado y que los jefes de la alta cúpula policial no iban a permitir que lo capturaran”, reveló.
Los procesos de investigación del crimen estarían entorpecidos por la presunta cercanía de policías a un partido político “con opción a ganar”, denunció ayer la rectora de la Unah.
“Hace como cuatro meses conocimos que las dos cúpulas policiales que antecedieron la muerte de Alejandro y Carlos, y la segunda cúpula removida con la muerte del periodista Alfredo Villatoro, se han estado reuniendo con miembros de un partido político”, reveló.
“Es un partido político con opción a ganar y si ese partido ganara, lo que tememos es que pase lo que pasó cuando el ministro Gautama Fonseca suspendió a policías que luego fueron reintegrados”, agregó.