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Hijas predilectas del general Morazán

  • 02 octubre 2011 /

En la Academia Militar, 20 jóvenes son formadas siguiendo el ejemplo del Paladín.

Veinte valientes jovencitas integran el Cuerpo de Cadetes de la Academia Militar General Francisco Morazán.

A ellas las rige un código de ética que no contempla la mentira, el robo ni el engaño ni se le permite a otro semejante estas prácticas.

Al igual que al paladín unionista, de quien hoy 3 de octubre se conmemoran 219 años de su nacimiento, y se celebra el Día del Soldado;
por sus venas corre el civismo y el amor a la patria, al grado de morir por ella defendiéndola con valor.

Unidas en un solo ser y sentimiento, las 20 cadetes sueñan con una Honduras integrada, donde reinen la armonía, la paz, la justicia y el respeto.

Honor

Ser cadete es un honor que cuesta, más cuando se tiene que hacer de este valor una doctrina, de la lealtad, un culto, y del sacrificio, un deber, como lo contempla la trilogía militar, aseguró Francisco Álvarez Urbina, director de la AMH.

Ellas hicieron a un lado la seriedad que impone el uniforme en las diferentes modalidades que lo portan para regalarnos sonrisas y compartir el orgullo que sienten al ser las herederas e hijas predilectas del general Francisco Morazán.

El reducido grupo en cantidad, pero grande en calidad, lo conforman las alféreces Cándida Martínez, Gladys Argueta, Karen Reyes, Nancy Aguilar, las cabo María Velásquez, Keydi Escalante, Osiris Quiroz y Sofía Mazariegos.

A ellas se suman las señoritas Belkis Turcios, Mirian Soliman, Reyna Bautista, Jessica Salgado, Dania Turcios, Carla Doblado, Génesis Reyes, Melissa Barahona, Jheivy Lazo Isis Cruz y Cinthia Morán, quienes están bajo la dirección de la teniente de comunicaciones Adilma Barahona.

La formación que las jóvenes reciben va más allá de hacer presencia en un desfile cívico y verlas lucir el uniforme de parada: guerrera negra con insignias rojas, pantalón azul profundo, sobre la cabeza el chacó con el plumón rojo y empuñar el fusil M1.

La labor es ardua, más cuando se trata de mujeres, el mal considerado sexo débil.

Esta valentía demostrada es una prueba de que la Academia Militar de Honduras no se equivocó cuando hace 13 años, en 1998, abrió sus puertas a las jóvenes que anhelaran formarse en este recinto.

“Ésta es una tarea ardua en la que solamente los caballeros estaban, pero en 1998 ingresaron mujeres, hemos abarcado muchos campos y demostrado que podemos”, manifestó la teniente Barahona.

Lo mismo que los caballeros cadetes, para la mujer, la formación no difiere en nada.


Ella tiene que ser integral, rica en valores espirituales, cívicos y disciplina, estar preparada para el combate y aceptar con coraje la invitación que el prócer expresara en su testamento antes de ser fusilado el 15 de septiembre de 1842.