Según un informe de la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), casi 90,000 niños en los departamentos de Copán, Lempira, Intibucá y Ocotepeque viven con desnutrición crónica.
Las cifras han colocado en alerta a los representantes de Unicef en Honduras, quienes aseguran que la situación de pobreza en estos departamentos se ha incrementado y repercute en la salud de los menores.
“Hay zonas geográficas en donde el problema se agudiza por la situación de pobreza, también por las emergencias, sigue el tema del cambio climático que ha afectado mucho el ingreso de las familias”, manifestó Cristian Munduate, representante de Unicef.
“Familias que siembran para el consumo familiar o para la venta, pero con la sequía o las lluvias mucho de esto se pierde y afecta en la nutrición adecuada de los niños”, agregó.
Munduate detalló que los menores más afectados se encuentran entre las edades de cero a cinco años. “Entre 22 y 24 niños por cada 100 están viviendo con problemas de desnutrición crónica en las edades menores de cinco años y en esto es lo que hay que ir trabajando”, aseguró.
La representante de Unicef argumentó que las políticas gubernamentales no han dado mayores resultados, por lo que recomendó implementar medidas de fácil acceso a la población.
“Hay que trabajar mucho en la prevención, dadas las condiciones de pobreza del país, hay que fomentar algunas prácticas como la lactancia materna y la alimentación complementaria”, explicó.
Munduate señaló que el Gobierno tiene la obligación de iniciar procesos de identificación de los niños con problemas de desnutrición para brindar atención de primera mano y evitar que estos puedan sumarse a la lista de mortalidad por desnutrición.
La denutrición crónica es un proceso por el cual las reservas orgánicas que el cuerpo ha ido acumulando mediante la ingesta alimentaria se agotan debido a una carencia calórico-proteica, retrasando el crecimiento de los niños.
