26/04/2024
12:38 PM

Seminario Menor, 25 años cultivando vocación sacerdotal

Más de 300 jóvenes se han formado a lo largo de la historia de esta institución. Algunos de ellos provienen de zonas conflictivas.

San Pedro Sula, Honduras.

En un ambiente de camaradería mezclado con solemne religiosidad, 19 inquietos adolescentes se forman en el seminario Santiago Apóstol de la diócesis de San Pedro Sula para convertirse en sacerdotes.

Son jóvenes provenientes de diferentes sectores, algunos considerados de alta peligrosidad, que sienten la vocación de servir a Dios desde un campo más religioso, pero que todavía no tienen la edad suficiente para formar parte de la comunidad del Seminario Mayor.

Darwin Reyes es uno de ellos. Su rostro trigueño delata su estirpe indígena y su forma de expresarse, el deseo de servir a sus semejantes a través del sacerdocio.

Creció en una colonia conflictiva de Choloma, pero lejos de contaminarse con ese ambiente, se inclinó por sembrar la semilla de su vocación, luego de escuchar sobre el Seminario Menor al padre Henry Asterio Rodríguez, quien es asesor de la pastoral vocacional de la diócesis.

Al ingresar al seminario, no dejan su relación con la familia, aunque no vivan en sus casas.
El muchacho dice que antes de ese encuentro con el sacerdote sentía un vacío en el alma que necesitaba llenar con algo, sin saber que lo haría poniendo a prueba su vocación de servir a Dios.

“Soy pobre, pero a pesar de eso mi familia me supo educar y mostrar el buen camino, por eso nunca me interesé por las diversiones”, manifiesta el muchacho.

Aniversario

Los jóvenes alternan sus estudios en el Instituto San Vicente de Paúl con las orientaciones y motivaciones que reciben en ese seminario, localizado en la colonia Moderna, y que el próximo miércoles cumple 25 años. Mientras llega el momento de formar parte de la comunidad del Seminario Mayor de Tegucigalpa, los internos reciben un plan de formación académica, humana y cristiana al tiempo que disciernen, con la ayuda de su formadores, la voluntad de Dios sobre ellos, explica el padre Rodríguez.

El religioso considera que ha habido un aumento de la vocación sacerdotal entre los jóvenes sampedranos, pero no lo suficiente en relación con el pasado.

Aprenden a ser responsables y tomar decisiones por sí mismos.
El seminario es como una casa en la que tres hermanas de la Sagrada Familia les da el toque maternal y femenino, dijo el sacerdote, quien trabaja en la animación vocacional bajo la dirección del rector del seminario, Javier Santos.

Los seminaristas llegan por diferentes vías a la institución católica, pero la mayoría lo hace a través de las diferentes parroquias, en las que ponen de manifiesto su vocación.

Algunos como Jafet Ramos sirven como monaguillos en alguna iglesia y de allí surge el deseo de seguir los pasos de los sacerdotes a los cuales auxilian en la misa. “Estos son el mejor semillero”.

En la convivencia diaria del seminario, los jóvenes crecen en las virtudes humanas del evangelio. En el colegio continúan su educación media y en las enseñanzas formativas estudian cultura general, la Biblia y la historia de la iglesia.


Como parte de su formación, los seminaristas deben asistir en septiembre a un encuentro de compromiso que tiene lugar en el Seminario Mayor de Tegucigalpa.

No menos importante es el acompañamiento que deben tener estos jóvenes por parte de la diócesis, porque si al adolescente o al joven no se le cuida, entonces esa llamadita, ese primer brote vocacional se pierde, según dice monseñor ángel Garachana.

El seminario se sostiene con fondos del obispado y la generosa colaboración de empresas y de grupos apostólicos que, en silencio, llegan a depositar su ofrenda.