28/04/2024
10:21 PM

Ingenio y creatividad, las claves de superación de los zapateros

Pese a que carecen de ayuda económica hay más de dos mil pequeños talleres de calzado.

    ¿Se ha preguntado de dónde surgen los diseños de los zapatos elaborados por manos hondureñas y vendidos en el comercio informal de San Pedro Sula?

    La creatividad y el ingenio son las principales características que debe tener un alistador de zapatos como Carlos Mejía. Tiene más de un año de laborar en el mercado La Tara con 85 zapateros más, diseñando variedad de estilos de calzado para niños y adultos. “Mi trabajo es armar todo el zapato, dejarlo listo solo para que el ensuelador lo pegue”, explica.

    Mejía revela que Internet es uno de sus aliados para conocer los tipos de zapatos que están de moda y los más utilizados por los jóvenes.

    Confiesa que las visitas a los centros comerciales se han convertido en su tabla de salvación cuando la creatividad parece desvanecerse. “Me voy al mall, me siento a tomar un café para ver a chavas y chavos y saber qué zapatos están usando. Luego busco que el producto se acople a la necesidad de la gente”.

    Las sandalias sin tacón y las zapatillas son las más buscadas por las mujeres, las mayores consumidoras del calzado nacional.

    Walter Santos corta en pedazos la tela que utilizará para los zapatos deportivos que están de moda en todo el mundo. Afanado en su tarea diaria relata que a los 14 años hizo unos zapatos puntiagudos de tacón para mujer y así se estrenó como zapatero. Desde entonces se ha dedicado a esta profesión que ama tanto como a su familia.

    Hace cinco meses, con ayuda de una persona de buen corazón, comenzó su propio taller en el local 217 del mercado La Tara. “Vine un día a buscar trabajo y un hombre me regaló una yarda de cuerina y los demás materiales. Lo único que puse fue la suela. Con eso hice ocho pares de sandalias de mujer y me llevé a casa 400 lempiras de ganancia”.

    Santos dice que, al contrario de sus compañeros, trabaja en el diseño del calzado dependiendo de la temporada. “A principio de año hago solo zapato estudiantil. Cuando se avecina el Día de la Madre me dedico solo al zapato para señora, pero ahorita estoy concentrando en estos”, dijo mientras señalaba una docena de tenis deportivos ya terminados.

    Aunque la mayoría de pequeños empresarios del calzado les venden a los comerciantes que tienen puestos en los mercados de San Pedro Sula, Santos suma esfuerzos con su esposa, a quien le da su producto para venderlo.

    El precio de los zapatos al por mayor varía de 75 a 250 lempiras, dependiendo del estilo.

    Manuel Reyes, presidente del Sindicato Nacional de Productores de Calzado y Similares de Honduras (Sinprodecaysh), dice que su lucha es mejorar las condiciones de trabajo de sus compañeros, pero la falta de apoyo del Gobierno les ha imposibilitado adquirir maquinaria moderna y satisfacer otras necesidades de suma importancia, ya que la inversión mensual de estos productores es de unos cuatro mil lempiras.

    “En San Pedro Sula hay unos dos mil pequeños talleres de zapatería, que generan unos 20 mil empleos directos”.

    Ricardo Gómez, alistador en el mercado Medina, donde hay 43 talleres de zapatería, manifiesta que muchos diseños han puesto en jaque su experiencia; sin embargo, se apoya de los estilos que salen en los catálogos enviados del exterior.

    No todos sus zapatos son una réplica. Asegura que muchas veces prefiere utilizar solo su creatividad y elaborar diseños únicos. “Siempre hay que estar innovando porque a las mujeres les encanta comprar zapatos. Uso mucho las florecitas porque sé que eso les gusta”. Adquieren los materiales con los proveedores locales.

    Darwin Reyes, presidente de la cooperativa Cocical del taller de Medina, asegura que los zapatos que elaboran, por su buena calidad, no tienen nada que envidiarles a los hechos en el extranjero.