“Me golpeaba tan fuerte que hasta quedaba vomitando y sangrando. Lo peor fue que todo sucedía frente a mis hijas. Además sufrí abuso sexual y emocional. No le deseo a nadie lo que pasé”, relató con voz quebrantada “Alicia”, una mujer de 40 años que hasta hace cuatro días se armó de valor y denunció a su pareja por maltrato doméstico.
“Alicia” comenzó a ser víctima de violencia doméstica a los seis meses de casada. “Al principio uno aguanta un grito, un juego de manos, un empujón, porque piensa que no va a seguir pasando”, dice.
Hoy ella es parte de los 1,586 casos reportados en tan solo los primeros cinco meses de este año. “Recibimos de 5 a 8 personas diarias, pero muchas denuncian en las estaciones de policía, así que diariamente se reciben unas 18 denuncias en total”, informó Daniel Domínguez, juez coordinador del Juzgado Especial contra la Violencia Doméstica del departamento de Cortés.
De las denuncias recibidas este año, 211 han sido resueltas mediante sentencia, 119 a favor del demandante. El año pasado recibieron casi 4,000 casos.
Se rompe tabú
El profesional del derecho dijo que el 20% de las denuncias que reciben son de hombres, que, aseguran, son agredidos por sus compañeras de hogar.
“Antes esto era un tabú para los hombres, pero con el tiempo las cosas han ido cambiado y ahora vienen a denunciar a sus esposas. Esta cifra ha aumentado considerablemente”, declaró.
Los hombres son atacados, en su mayoría, emocionalmente por sus compañeras de hogar, no tanto físicamente, dice el juez.
Otro fenómeno que está tomando fuerza es la contrademanda. “No sabemos por qué se dan. Puede ser por intimidación de los hombres contra las mujeres, pero solo es una suposición. Lo cierto es que ahora las mujeres denuncian y sus compañeros de hogar lo hacen también.
Por eso es necesario investigar con cautela para determinar los hechos sin afectar a la verdadera víctima”. Un 7% de los denunciantes son reincidentes.
Erika Interiano, recepcionista de denuncias en el Juzgado Especial contra la Violencia Doméstica, informó que el 60% de las damas que llegan a denunciar provienen de los bordos o de sectores populares de la urbe.
Explicó que luego de las denuncias se les remite a refugios para evitar que el agresor tenga contacto con ellas.
Magdalena Turcios, psicóloga del hospital Mario Rivas, lamentó que una baja cifra de quienes sufren algún tipo de agresión buscan ayuda psicológica.
“La mayoría de las personas que sufren abusos provienen de hogares disfuncionales, han tenido padres dominantes y por eso los golpes se convierten en algo común. Son sumamente introvertidas, no tienen amistades y se rehúsan a salir del círculo de la violencia”.
Turcios agregó que los niños son quienes más sufren con este tipo de situaciones. La jueza Ada Castellanos explicó que la pena para quienes son encontrados culpables es de dos horas diarias de servicio comunitario por uno a tres meses, dependiendo de la gravedad del caso, y una consejería.
“El 70% de los sancionados solo vienen a presentarse una vez y no vuelven. Es entonces cuando el caso pasa a otra instancia por desobediencia”.
Los encargados de vigilar el trabajo comunitario son las autoridades de la Policía Municipal.
“A los sancionados los ponen a barrer calles y limpiar cunetas, entre otros, sin distinción alguna, tanto hombres como mujeres”.
