27/04/2024
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La guerra volvió a Chamelecón, las maras rompen la tregua

  • 08 mayo 2013 /

Familias enteras han emigrado por las amenazas de las maras y pandillas que controlan el sector.

    En Chamelec? viven m? de 130 mil personas en 65 colonias, pero a las dos de la tarde las calles est? desiertas.

    Miles de familias habitan en esta populosa zona al sur de San Pedro Sula, la mayor? sometidos a la ley de la mara. Los que no aceptaron el yugo ya no est? aqu? fueron obligados a dejar sus casas o est? muertos.

    Hay cuadras enteras de casas abandonadas, zonas fantasmas de viviendas ya sin puertas ni ventanas, decenas m? con r?ulos en los que se lee se vende o se alquila, que llevan varios a?s colgados sin suerte.

    Las desmanteladas tienen en las paredes grafitis de MS o Barrio 18, los dos grandes grupos criminales que han hecho de este lugar su centro de operaciones. En su momento fueron rivales y causaron ba?s de sangre, pero a mediados de la d?ada de 2000 pactaron no atacarse y se dividieron el territorio.

    Por ello, en la colonia San Juan, el ?ea de la terminal de la ruta 35, menguada por la violencia de los pandilleros y el cobro de impuesto de guerra a unidades, conductores y ayudantes, se ha convertido en el fiel reflejo de una zona tomada. Esta es la l?ea divisoria entre el territorio MS y el 18.

    Informes de la Polic? revelan que la tregua se ha terminado y que ambos grupos est? al acecho del otro: la guerra volvi?a Chamelec?.

    A? 2013

    Hab? un pacto verbal entre las dos agrupaciones para respetarse los espacios, pero desde abril la tregua se rompi?y comenz?el recrudecimiento de la violencia.Enfrentamientos entre los dos grupos dejan ya varios muertos; muchos de ellos han sido v?timas inocentes cuyo pecado fue tener un pariente afiliado en uno de los grupos en conflicto.

    ?Tenemos miedo. Hay unos 500 mareros de la MS, entre simpatizantes e integrantes, y han comenzado a matar a los 18. Han dicho que 2013 es el a? de la MS y se han propuesto sacar a la pandilla 18 de su territorio. La MS los tiene en la mira y los van sacando. Hay espacios que eran 18 y ahora son MS?, comenta un vecino de Chamelec? que vive en medio del conflicto.

    Solo basta con recorrer la terminal de la ruta 35 para darse cuenta de c?o la MS le va ganando el espacio a la 18. En la l?ea fronteriza del territorio de ambos grupos se observan los muros manchados de pintura negra; son los emblemas de la 18 que han sido borrados y ahora la MS se posiciona aqu?

    Esa ocupaci? forzada del territorio ha provocado enfrentamientos. Los integrantes muertos de la pandilla 18 han ido en aumento. Las autoridades aseguran que se libra una guerra sin cuartel y que aparecen asesinados casi a diario en diferentes puntos de San Pedro Sula.

    ?El pleito entre estos dos grupos es por territorio y venta de droga. Es la causa que hemos detectado para que ahora est? en disputa. Ellos han jurado sacar a todos los 18 del sector. Hay miedo en la poblaci? porque matan al que asocian con un miembro de la 18. Por eso en los ?ltimos d?s el ?odo de familias ha ido en aumento?, asegura un jefe policial que por las ?ltimas disposiciones de la Secretar? de Seguridad no est?autorizado a referirse al tema.

    Por los hechos violentos que protagonizan estos dos grupos, las autoridades policiales y representantes de Iglesias buscan mediar para lograr un acuerdo que evite m? muertes en este sector.

    Las reglas

    ?Ver, o? y callar: no tenemos m? regla que esa. As?se sobrevive. Por eso preferimos hacernos de la vista gorda?, explica nervioso un vecino de Chamelec? que teme ser visto con periodistas.

    Estas reglas ya forman parte de sus vidas, tanto que hasta los parientes que viven fuera deben acatarlas si desean ir de visita. Aqu?se convive con el miedo y las normas, aunque no est? escritas, se cumplen al pie de la letra.

    Si los pobladores habitan en zona MS, no deben transitar por los pasajes controlados por la 18. Incluso no pueden estudiar en un colegio que est?en territorio enemigo. En este territorio est?prohibido hablar con la Polic?. El vecino que es visto en di?ogo con los uniformados paga caro el precio.

    ?No pueden vernos hablando con polic?s porque autom?icamente nos tildan de soplones. No podemos ver mal ni con gestos a los pandilleros porque eso es una ofensa que puede pagarse con la vida?, dice otra pobladora que suplica el anonimato.

    Calles desiertas

    Ingresamos en la colonia San Juan, ejemplo de los desplazados que deja la violencia en Chamelec?: cuadras enteras de desolaci? donde reina el silencio.

    Tras esas viviendas se esconde el drama que han vivido cientos de familias que huyeron de la noche a la ma?na, abandonaron sus casas y muchas veces todo lo que hab? dentro. El sello de la mara est?grabado en los paredones y es la advertencia clara de que las familias que vivieron aqu?fueron obligadas a irse.

    Este mismo panorama se encuentra en pasajes de las colonias San Jos? Los Zorzales, 15 de Septiembre, Sabill? Cruz, Lususa, Suyapa y San Antonio.

    Si la vida de estos pobladores pudiera explicarse con una l?ea de tiempo, se reflejar? el vaiv? que cada uno vivi?y que acab?con la muerte de un pariente, las amenazas y el miedo que al final los obligaron a recoger las pocas pertenencias que ten?n y huir sin rumbo fijo.

    Asesinatos, emboscadas y tiroteos marcan el antes de la partida. Algunos apenas tuvieron horas para empacar y sacar una mochila o maleta y abandonar el lugar. Para las familias no fue f?il partir. A fuerza de pistola y muertos, las maras y pandillas han obligado a las familias en Chamelec?, la Planeta, La Uni?, San Jos?V y Calpules a dejar toda una vida atr?.

    Algunos dejan el menaje en casa y horas despu? es saqueado.

    La Polic? poco puede hacer, solo logra apoyar cuando los amenazados piden custodia para sacar las pocas pertenencias que tienen antes de huir.

    ?De Chamelec? han sacado a muchas familias. Tambi? hemos hecho recorridos en la Planeta y La Uni? y nos ha tocado colaborar con estas personas. No deber? ser nuestra funci?. Deber?mos brindarles seguridad, pero lastimosamente damos custodia para que salgan de las viviendas y se trasladen adonde un familiar?, confiesa un agente de la Direcci? Nacional de Investigaci? Criminal (DNIC).

    Tambi? los agentes policiales padecen por la impotencia, saben que aunque en algunas ocasiones recuperan las viviendas no pueden garantizarles la seguridad a los due?s de las casas. No hay personal ni pueden vigilar las 24 horas.

    ?He ayudado a tres familias a trasladarse. Se van a otras ciudades. Salen porque los pandilleros les exigen salirse. No tenemos un dato exacto de cu?tas familias han emigrado, pero cada vez m? m? pobladores se van?, recuerda.

    ?Por qu?entran a las maras?

    ? DISCRIMINACI?: cuando los j?enes se enfrentan a la discriminaci?, los riesgos aumentan. Cuando se les niega el acceso a recursos y privilegios, se sienten marginados y se unen a grupos para sentirse conectados.

    ? Pobreza: la sensaci? de desamparo puede ser el resultado de no poder comprar las cosas ni disfrutar los servicios que quieren.

    ? Falta de apoyo de su entorno: puede que se metan en la pandilla cuando su necesidad de cari? no se satisface en su casa. Los riesgos aumentan cuando la comunidad no les proporciona suficientes programas juveniles o alternativas a la violencia.

    Fuente: The Children Trust