Tegucigalpa, Honduras.
Los restos del empresario Miguel Facussé Barjum fueron enterrados ayer en el cementerio Jardines de Paz Suyapa poniendo fin a una vida llena de éxitos, liderazgo, emprendimiento y ejemplo para las futuras generaciones.
El inversionista murió anteanoche en la capital cuando estaba por cumplir 91 años.
El cementerio se llenó de gente de todos los estratos: familiares, empresarios, amigos, inversionistas, empleados, exmandatarios, algunos políticos y funcionarios públicos.
Antes se había celebrado una misa de cuerpo presente oficiada por el padre José Arbizú en la iglesia San Juan Bosco.
“Despedimos a Miguel, un gran hondureño, un buen ciudadano, un hombre creador, innovador, al que llamaban el rey de las marcas”, dijo el religioso.
El párroco destacó no solo la labor empresarial de Facussé Barjum, sino su devoción por la Iglesia, su generosidad, su nobleza y su espíritu solidario con sus semejantes.
“Don Miguel, con su experiencia, había acumulado mucha sabiduría que proyectaba y compartía”, dijo el sacerdote.
“Supo aprovechar la oportunidad que Dios le dio”, añadió para enseguida subrayar: “Se empeñaba por que las personas de condición humilde estudiaran”.
La numerosa familia del inversionista agrícola se ubicó en la parte delantera de la iglesia. Dejó 6 hijos, 25 nietos y 12 bisnietos.
Después de la misa salió el cortejo fúnebre al cementerio de Suyapa.
Entre llanto y el dolor de quienes lo rodearon, fue sepultado el hombre que a lo largo de su vida creó un mundo de oportunidades para miles de familias de la región centroamericana.
El expresidente Rafael Callejas destacó que Facussé fue “un empresario sin fronteras, aguerrido, dispuesto a arriesgar y siempre con un gran amor a Honduras. Merece, al final de su vida, nuestro reconocimiento”.
De esta forma, entre el dolor generalizado, se le dio el último adiós a don Miguel Facussé.
Los restos del empresario Miguel Facussé Barjum fueron enterrados ayer en el cementerio Jardines de Paz Suyapa poniendo fin a una vida llena de éxitos, liderazgo, emprendimiento y ejemplo para las futuras generaciones.
El inversionista murió anteanoche en la capital cuando estaba por cumplir 91 años.
El cementerio se llenó de gente de todos los estratos: familiares, empresarios, amigos, inversionistas, empleados, exmandatarios, algunos políticos y funcionarios públicos.
Antes se había celebrado una misa de cuerpo presente oficiada por el padre José Arbizú en la iglesia San Juan Bosco.
“Despedimos a Miguel, un gran hondureño, un buen ciudadano, un hombre creador, innovador, al que llamaban el rey de las marcas”, dijo el religioso.
El párroco destacó no solo la labor empresarial de Facussé Barjum, sino su devoción por la Iglesia, su generosidad, su nobleza y su espíritu solidario con sus semejantes.
 Fue enterrado en Jardines de Paz Suyapa.
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“Supo aprovechar la oportunidad que Dios le dio”, añadió para enseguida subrayar: “Se empeñaba por que las personas de condición humilde estudiaran”.
La numerosa familia del inversionista agrícola se ubicó en la parte delantera de la iglesia. Dejó 6 hijos, 25 nietos y 12 bisnietos.
Después de la misa salió el cortejo fúnebre al cementerio de Suyapa.
Entre llanto y el dolor de quienes lo rodearon, fue sepultado el hombre que a lo largo de su vida creó un mundo de oportunidades para miles de familias de la región centroamericana.
El expresidente Rafael Callejas destacó que Facussé fue “un empresario sin fronteras, aguerrido, dispuesto a arriesgar y siempre con un gran amor a Honduras. Merece, al final de su vida, nuestro reconocimiento”.
De esta forma, entre el dolor generalizado, se le dio el último adiós a don Miguel Facussé.
