15/04/2024
12:48 AM

Alba Rosibel, la dama que viste de color a San Pedro con su arte

La mayoría de los murales que se exhiben en San Pedro Sula han sido pintados por Alba.

Alba Rosibel Fuentes aún conserva el primer cuadro que pintó cuando estaba en la escuela Miguel Paz Barahona de San Pedro Sula: un paisaje al óleo con pinos, montañas y una casita perdida entre la floresta, que se le ocurrió cuando estaba en quinto grado.

Ese fue el primer paso que dio esta dama de semblante apacible en el camino que la llevó a consagrarse como la pintora que tiene ahora la tarea de darle un rostro alegre a la ciudad por medio del arte.

Sus murales bajo los puentes o en las casetas de peaje piden paz entre tanta violencia, como también ensalzan el espíritu emprendedor de los sampedranos y reclaman que la gente recupere los valores perdidos.

En los los bustos del bulevar Los Próceres, que recuerdan el pasado glorioso de la Patria, también está la mano de esta pintora y restauradora de obras y monumentos, egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Gracias a sus manos prodigiosas, los bustos están recuperando su esplendor y hasta su identidad porque algunos ya no tenían las placas con sus nombres y eran confundidos con otros próceres.

Es el caso del busto del político salvadoreño José Gerardo Barrios que por su larga barba era confundido con el de “El Caballero sin tacha y sin miedo” José Trinidad Cabañas, hasta que el pasado viernes la artista le colocó la placa correspondiente.

También dejó identificado plenamente al guatemalteco Mariano de Aycinena a quien los transeúntes y conductores que a diario pasan por el transitado bulevar lo confundían con José Cecilio del Valle.

Aunque cada placa quedó bien remachada, bajo la misma se colocaron los documentos sobre la vida del prócer para que no se pierdan sus datos, si se las vuelven a robar.

Entre los bustos que se van sucediendo a lo largo del paseo está el del colombiano Francisco José de Paula Santander, el cual fue restaurado por Alba Rosibel debido a que los vándalos le habían desprendido la nariz y una oreja.

Hay estatuas, como la de Miguel Paz Barahona erigida por la Logia Masónica en otro de los bulevares, que no necesitan ser pintadas porque son de mármol, sino simplemente lavadas con una esponja empapada con agua y jabón, explicó. “Una vez le pusieron pintura blanca y tuvimos que removerla completamente”, expresó.
Entre muñecos y ardillas

Uno de sus primeros trabajos en la ciudad fue darle vida al parque infantil Presentación Centeno con murales que surgieron de un concurso de pintura infantil. Los pequeños hicieron sus obras sobre diferentes temas y ella las plasmó en grande en los muros del viejo parque localizado en Río de Piedras. La semana pasada que regresó al parque se dio cuenta que las pinturas necesitan una limpieza porque se están ennegreciendo por la suciedad de la intemperie.

Retocó además varios muñecos alusivos a cuentos infantiles que adornan ese centro recreativo desde que fue construido. Dijo que mientras trabajaba disfrutó de la tranquilidad de un ambiente en el que las ardillitas descendían de los árboles como si quisieran verla pintar. “Comíamos al aire libre con ellas como en un pick nick”, manifestó.

Lamentó que otras figuras del parque fueron pintadas al albedrío por personas que no saben de arte, como un león revestido con pintura acrílica de un amarillo encendido que choca a la vista de los visitantes al traspasar el portón de entrada.

Los leones por los que ella responde son las de la Avenida Lempira, a los que le tocó “revivir” después de que fueron atropellados por un ciudadano que perdió el control del volante en la intersección de la cuarta avenida y la siete calle.
“Sesenta mil lempiras vale cada león de esos. Fue lo que tuvo que pagar el conductor por su restauración y devolverles su color antiguo”, comentó la pintora.

Le ha tocado pintar a sol, agua y tierra, pero nunca lo había hecho entre bolitos e indigentes como esa vez en la Avenida Lempira. Recuerda que estaba dándoles un toque a los leones de concreto cuando sintió a sus espaldas un olor extraño. “Me di la vuelta y miré que en una de las bancas estaba acostado un hombrecito echándose tranquilamente un puro de marihuana”, comentó.

Un toque navideño

El toque navideño que todos los años la Municipalidad pone en el parque central también es obra de ella. Se trata de las figuras en lata que representan a los tres Reyes Magos y al Sagrado

Misterio que están frente a frente dominando desde lo alto a los transeúntes. Calcula que ha pintado 160 murales desde que comenzó su tarea de poner colorido a la ciudad. En guarderías, asilos de ancianos, clínicas privadas, restaurantes, en las cuatro casetas de peajes, bajo los puentes a desnivel, en fin, donde quiera que el buen observador pone su vista está el trabajo de esta obrera del pincel.

Cada obra lleva implícito un mensaje según el lugar adonde se encuentra; por ejemplo, el mural en la caseta del peaje del norte tiene motivos marinos que anuncian el ambiente de Puerto Cortés; el de la caseta en la autopista del este exhibe plantaciones de banano, y el del sur, cañaverales como los de Villanueva y Santa Cruz de Yojoa. Entre todos estos motivos destaca generalmente la paloma de la paz o la rueda del progreso como una manifestación del anhelo de seguridad y prosperidad que caracteriza a los sampedranos.