Comenzó estudiando odontología en Colombia, adonde nació, pero a media carrera decidió cambiar la gabacha de dentista por la de chef porque le pareció más emocionante el mundo de la gastronomía que el de las dentaduras y sus problemas.
Asimismo, Hernando Moreno renunció a su nacionalidad colombiana para adoptar la de Honduras, adonde llegó hace 20 años con su cartón de chef profesional bajo el brazo a trabajar al hotel Sula, por ese tiempo el más moderno de San Pedro Sula.
No vino a probar suerte. Lo mandó a traer expresamente la gerencia del hotel después de seleccionarlo con base en su trayectoria de cocinero graduado en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) de Bogotá.
En su país de origen había servido no solo a la cadena de Hoteles Hilton, sino a personajes poderosos que hacían suntuosos banquetes en las más despampanantes fiestas gastronómicas de la historia de Colombia, en las que no había límites de ninguna naturaleza, según comentó.
No cambia su cantadito
Aterrizó con su esposa Virginia Samper en el viejo aeropuerto La Mesa de la ciudad industrial, que aparte de ser reducido presentaba incomodidades porque estaba siendo reconstruida su calle de acceso. Al ver a su esposa sorprendida por una terminal aérea tan pequeña, Hernando Moreno le comentó -para que no se desanimara- que esa era la pista privada que tenía el hotel en el que él trabajaría.
San Pedro Sula comenzaba a abrirse al desarrollo. No existía ningún mall, el principal centro comercial era el Pasaje Valle, y el centro de recreación de los sampedranos era el parque central, ahora con un nuevo diseño.
Por ser extranjero y traer otro sistema de trabajo no tardó en tener problemas con el sindicato del hotel. “Era demandado ante el Ministerio del Trabajo o ante cualquier dependencia por tratar de hacer que la gente fuera más eficiente”, recuerda. Sin embargo, poco a poco fue siendo aceptado con todas sus exigencias y su acento colombiano, el cual a pesar de su larga estadía en tierras catrachas no ha hecho desaparecer. Se hizo popular por su espíritu bonachón y alegre. A veces amanecía cantando con los artistas que participaban en el show del hotel. Incluso aprendió a tocar la marimba con unos viejos músicos que solían amenizar el bufet.
En el hotel estuvo laborando 14 años, ahora tiene su propia escuela de gastronomía, la primera fundada en Honduras.
Aunque no ha cambiado el cantadito de su natal Santa Fe, ha adoptado las costumbres de Honduras y aprendido hasta de su gastronomía, la que forma parte de los conocimientos que imparte a sus alumnos.
“La cocina hondureña no es solo baleadas y pollo frito con tajadas. Cada departamento del territorio nacional tiene lo suyo y lo muestra en el Top Chef que celebramos todos los años”, dice Moreno refiriéndose a un evento que, con la participación de sus alumnos, se desarrolla durante las fiestas patrias.
El trofeo al ganador en ese evento es una figura maya como las que hay en Copán Ruinas con el agregado de un gorro de cocinero, cubiertos en sus manos y zapatos como los que usan los chefs.
Encuentro amoroso
Su esposa trabaja con él en la escuela de gastronomía que tienen en el barrio Los Andes. Cuando la conoció, ella sabía más de matemáticas que de cocina, pues su trabajo era llevar las estadísticas en una clínica de Bogotá.
Doña Virginia -como le dice Moreno- llegó al club adonde él trabajaba como chef porque la dama formaba parte de la sociedad que administraba el negocio. Los presentaron y se encendió la llama que culminó en matrimonio.
Como ferviente católico, a los tres hijos que procrearon les puso los nombres apostólicos de Lucas, Mateo y Juan. El primero siguió sus pasos y dirige el departamento de pastelería del negocio, que ha resultado un éxito.
No le ha ido mal en su segunda patria, pues ya está pensando en abrir su propio restaurante.
Comentó que “aunque no he agarrado el cielo a dos manos, haber llegado a Honduras ha sido mi sueño centroamericano”.
Chefs “cocinan” evento del año
Para el próximo 13 de septiembre está previsto el Top Chef Honduras 2013 que tiene como propósito mostrar la rica gastrononía de los 18 departamentos de Honduras.
El evento, a realizarse en un mall sampedrano, tiene como propósito fortalecer el desarrollo entre la gastronomía, el turismo y las microempresas de cada región del país.
También promover entre los participantes la creatividad para diseñar y desarrollar recetas y promover el consumo de los productos regionales a través de las diversidad de sus aplicaciones, dijo el orgnizador del evento, Hernando Moreno.
Cada plato presentado es decorado con motivos propios de cada departamento, por ejemplo, en Lempira, el año pasado los participantes elaboraron un indio hecho de dulce y otros ingredientes deliciosos.
Diferentes equipo de chefs profesionales representarán a cada uno de los 18 departamentos con el fin de mostrar al público asistente la grandeza y desarrollo de cada región expresada por medio de sus propias producciones agropecuarias, gastronómicas y culturales, explicó Moreno. Hasta los uniformes alegóricos a cada región que usarán los participantes serán evaluados por el jurado calificador integrado por chefs conocedores del terriotorio nacional.
Los equipos participaron en un sorteo que se llevó a cabo el pasado mes de abril, en el que descubieron el departamento que les tocará representar. Para Moreno, este tipo de eventos tiene un mayor significado patriótico que los mismos desfiles.
