Amapala fue bautizada como la Isla del Tigre por la presencia de un temible grupo de piratas que encontraron su asentamiento en este lugar a finales del siglo XVI.
Fue el corsario inglés Sir Francis Drake, quien se enfrentó y derrotó a los piratas, y por su ferocidad fue apodado como “El Tigre” por los indígenas de la zona.
Actualmente Amapala sigue teniendo mucho que ofrecer al visitante además de su historia. Las construcciones que erigieron los comerciantes alemanes en otra época se mantienen a lo largo del casco urbano, al igual que el antiguo casino y el edificio de aduanas, que fueron construidos a principios del siglo pasado. Esos edificios revelan en silencio la gloria comercial de aquella época.
Si algo hipnotiza a los visitantes es el escenario único que se aprecia desde cualquier punto de la isla, la naturaleza volcánica da un toque natural extraordinario, donde la variedad de especies animales, como el majestuoso venado de cola blanca, el armadillo o el garrobo y aves, dan un valor agregado a este poblado que regala paz a quienes lo visitan.
Belleza al natural
La brisa marina empalaga el ruido de los motores de los botes llevando pasajeros desde Coyolito hasta el muelle, el viaje permite que en los 15 minutos de trayecto se contemple un paisaje único adornado por las aves acuáticas que sobrevuelan el mar.
Una bandada de inmensos pelícanos acodados sobre el manso oleaje, surcan los esteros del golfo en busca de alimento. Otras vuelan explorando la zona conocida como “La Laguna”, un ecosistema constituido en un pequeño cráter a las faldas del volcán inactivo, donde cohabitan una variedad de aves. Las playas más visitadas son las de Playa Negra; otro punto que no puede dejar de visitarse es la emblemática Cueva de la sirena, un antiguo respiradero del volcán situado junto a la orilla de Playa Grande. La pesca ha sido la actividad tradicional de los amapalinos, pero actualmente buscan una nueva fuente de sustento: el ecoturismo que se promueve desde la Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo, viene fortaleciendo las capacidades locales del municipio y apoyando a los distintos grupos sociales que se han organizado. Amapala seduce, es un punto auténtico de destino por su belleza natural, la hospitalidad de sus gente y la virginidad del entorno, desde donde se ven las impresionantes vistas del Golfo de Fonseca divisando los países vecinos de Nicaragua y El Salvador.
