Pablo Escobar Gaviria, con su maldad y crueldad, está todas las noches en los televisores no solo de los colombianos, sino de varios países en Latinoamérica, incluyendo a Honduras, y en Estados Unidos.
La superproducción Pablo Escobar, el patrón del mal, del colombiano Canal Caracol, fue grabada con más de 1,300 actores en más de 450 locaciones como Miami, costa Atlántica, Medellín, Llanos Orientales y en Bogotá, Colombia. Fue realizada en formato de cine y cada capítulo, en total 63, tuvo un costo de alrededor de 150 mil dólares, un presupuesto muy superior al que habitualmente se maneja en las producciones de la televisión colombiana.
Juana Uribe y Camilo Cano, quienes sufrieron la violencia del capo en carne propia, realizaron los libretos con base en el libro La parábola de Pablo, escrito por el exalcalde de Medellín Alonso Salazar.
Uribe, la libretista principal, es sobrina de Luis Carlos Galán (el candidato muerto a manos de sicarios de Escobar) y ya había realizado el documental Galán, que se transmitió también en el Canal Caracol.
Cano es el hijo menor de Guillermo Cano, el exdirector de El Espectador asesinado por orden de Escobar el 17 de noviembre de 1986. Uribe y Cano tuvieron que recrear dolorosas historias que marcaron sus vidas.
La serie es dirigida por Laura Mora y Carlos Moreno, el director del cine caleño conocido por la película Perro come perro. La dirección de arte, que incluye vestuarios
y ambientación de la época, está a cargo de Diego Guarnizo y Germán Lizarralde.
Juana Uribe, la vicepresidenta de programación del canal, quien en el pasado tuvo su propia productora, lideró el casting. Un reto difícil que obligaba encontrar entre la oferta de actores colombianos a los protagonistas de esta dolorosa página de la historia de Colombia. Si bien en Colombia se han producido gran cantidad de “narcoseries”,
que en algunos casos han ensalzado a la mafia, en este caso se presenta al capo sin piedad: un personaje que comenzó su vida delictiva como contrabandista de cigarrillos y ladrón de lápidas de cementerio, y llegó a ocupar un escaño en el Parlamento.
“Las generaciones modernas no saben quién fue Pablo Escobar, un personaje que permeó la vida de los colombianos durante 20 años”, afirmó Uribe, quien dejó claro que la serie “no ensalza ni magnifica” la figura del hombre de tupido bigote que a través del dinero consiguió prácticamente todo lo que quiso.
Era tal su poder que llegó a ofrecer pagar la deuda externa de Colombia, tenía colecciones de coches antiguos, costosas motocicletas, obras de arte, extravagantes viviendas con griferías de oro y hasta un zoológico privado.
Según Uribe, la serie revela quién fue realmente Escobar, que gastaba millones en bandas elásticas para atar los fajos de dólares procedentes de la venta de toneladas de cocaína en Estados Unidos y Europa, para lo cual creó rutas, sobornó autoridades y violó fronteras.
“Queremos contarle a las nuevas generaciones quiénes fueron los pocos colombianos que se atrevieron a desafiar al Patrón pero murieron en el intento”, adelantó Uribe.
Para la productora, “es sorprendente que el país haya logrado sobrevivir y que todavía tenga ganas de crecer, de trabajar. Por eso es importante contar la historia desde el punto de vista de las víctimas”.
Y es que Colombia no debe olvidar que Escobar mandó a matar jueces, periodistas, magistrados, ministros y llegó a poner en jaque a cuatro presidentes, pues infiltró los estamentos del Estado y de la sociedad para desafiar al mundo, según Uribe.
La producción televisiva está basada en una profunda investigación y toma referencias del libro La parábola de Pablo, escrito por el exalcalde de Medellín Alonso Salazar.
El vestuario está sumamente cuidado e incluso la peluca que utiliza el actor Andrés Parra, quien encarna magistralmente el papel de Pablo Escobar, fue confeccionada en el exterior.
Quince días después de trasmitir el primer capítulo de la serie, el canal emitió el documental En los tiempos de Escobar, dirigido por Alessandro Angulo con la colaboración de Felipe Zuleta Lleras y Carlos Betancur como codirectores informativos.
El documental servirá como complemento para contextualizar a los televidentes sobre la realidad del narcotráfico en esa época.
