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Niños cambian aulas de clases por empleo

  • 13 junio 2012 /

Comisionado de los Derechos Humanos demanda erradicar el trabajo infantil.

Más de 220 mil niños están excluidos del sistema educativo en el país porque se dedican a trabajar.


Ramón Custodio, comisionado de los Derechos Humanos, lamentó que muchas veces laboran en condiciones de alto riesgo para su integridad física.

Dicho señalamiento lo hizo durante la celebración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Detalló que los niños tienen tres derechos fundamentales: jugar, alimentarse y educarse.

Trabajo versus educación

Según Custodio, el niño que trabaja no está siendo educado y por lo tanto tampoco le queda tiempo para jugar.

Se estima que para mayo de 2010 Honduras tenía una población de menores, entre cinco y 17 años, de 2,633,967, de los que 377,158 se encuentran activos en el mercado laboral.Del total de niños en Honduras, 220,492 solo trabajan; 156,667 combinan el trabajo con el estudio y 1,938,742, que representa el 73.6%, solo estudian.

El informe indica que de los niños insertados en el mercado laboral, 93,232 se encuentran en el área urbana; en el área rural, la cifra alcanza 283,297, que representan el 75.3% de esa masa laboral. El documento agrega que del total de la población que solo trabaja, 41,676 lo hacen en el área urbana; 178,815 lo hacen en el área rural.

Erradicar trabajo

“Para nosotros, el derecho al trabajo infantil no existe; todo lo contrario, el niño tiene otros derechos y los padres deberían trabajar para ello. Los niños deberían estar en los salones recibiendo clases”, manifestó Custodio.

Cuestionó que mientras haya una sociedad injusta donde los padres no ganen lo suficiente, los niños seguirán trabajando en condiciones de alto riesgo o compitiendo, en el crematorio, con las aves de rapiña.

Señaló que no son tiempos buenos para los derechos humanos porque una cosa son los discursos oficiales y otra es la pobreza.

Comentó que debido a las injusticias en el país, muchos niños tienen que trabajar en condiciones de alto riesgo, como en centros nocturnos, pescando larvas de camarones en el Pacífico o exponerse a que se les borren las huellas digitales cuando trabajan en las meloneras.