Bajo un fuerte dispositivo de seguridad por aire y tierra en el que participaron 2,460 efectivos de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional (Fusina) y otros cuerpos de seguridad, fueron trasladados ayer 378 reos de alta peligrosidad del presidio de esta ciudad a la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo en Ilama, Santa Bárbara.
Los privados de libertad movilizados son de la población penitenciaria formada por los pesetas y paisas, entre los cuales hay secuestradores, asesinos, extorsionadores, robacarros, violadores y narcotraficantes.
También fueron enviados a El Pozo 13 extranjeros originarios de Panamá, Colombia y Nicaragua.
La operación Arpía 2, como fue denominado el dispositivo, también se ejecutó en la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto de Támara, de donde trasladaron dos reos.
Militares custodian un camión con los reos que fueron sacados por un boquete abierto a un costado del penal.
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En el detalle dado a conocer por las autoridades se informó que del módulo 19 trasladaron 76, del módulo 24 a 147 y del módulo 25 a 155.
El despliegue
El dispositivo de seguridad dio inicio a las 4:00 am al ingresar al reclusorio un contingente de efectivos de la Policía Militar, de los escuadrones policiales Cobras, Tigres y fuerzas especiales de los cuerpos de seguridad y de inteligencia e investigación del Estado.
Al mismo tiempo, en las afueras del centro penal hicieron un despliegue de cuatro anillos de seguridad para dejar como “zona muerta” un perímetro de tres cuadras al contorno del reclusorio a fin de llevar a cabo el abordaje de los reos a los camiones que los llevarían a El Pozo.
Por un boquete fueron sacados varios reos, al igual que los mareros de la MS en marzo pasado.
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Mientras los efectivos militares que estaban dentro de la penitenciaría coordinaban el abordaje de los internos, un helicóptero sobrevolaba el centro penal para vigilar la situación.
A las 8:45 am salió la caravana de los camiones que llevaban a bordo a los reclusos. El convoy iba compuesto por dos cápsulas de seguridad que comprendían el dispositivo del traslado con los 150 vehículos que se ocuparon para llevar a los reclusos que iban inmovilizados de pies y manos con aros de presión.
La cápsulas de seguridad estaban compuestas por un contingente de efectivos en motocicletas, patrullas de la Policía Militar y un grupo de miembros de fuerzas especiales para reaccionar ante cualquier incidente.
Cuando la caravana estaba saliendo, Mariela Cruz, madre de uno de los reos, al saber que su hijo iba entre los trasladados tuvo una crisis de nervios y se desmayó.
El dispositivo obligó a desviar el tráfico vehicular por vías alternas al penal.
El 19 de septiembre de 2016 se realizó el primer traslado a la cárcel de máxima seguridad, cuando se movilizaron los cabecillas de maras y otras bandas.